martes, abril 29, 2008

Julio Carabelli - Buenos Aires - Argentina

La espera



Mi visita al médico no fue muy positiva o mejor nada positiva aumentando la confusión general en la cual nos debatimos todos y al decir todos incluyo a los conocidos o desconocidos ya que hay gente a la que uno saluda por cortesía o por costumbre siendo tan desconocidos como los otros y estoy eludiendo el tema que en realidad era contar mi tercera visita al médico quien me miró poniendo ojos de limón hipocondríaco para decirme en voz muy baja lo que me dijo no habiendo allí otra persona a la cual confiarle esas palabras que me estaba diciendo a mí penosamente porque le costaba hablar a aquel buen hombre lo que no sucedía con su secretaria a quien debo confesar no le dije nada a pesar de observar con sus ojos de naranja expectante mi despreciable reacción ante una noticia que el mundo entero consideraría trascendente porque ella esperaba algo así como una cara compungida con lágrimas de colesterol o sin ellas pero compungida o mejor un vahído que me tumbara en el piso de frígida cerámica y pienso que he sido muy desconsiderado al no pensar en ella tan merecedora de un vahído o de unos temblores epilépticos en lugar del tan insípido e incoloro proceder con el que proseguí durante la entrevista o el tiempo necesario para poner mi nombre en la agenda ya que no se me escapó ni un suspiro y mucho menos un lamentable lamento que pudiera conformarla a ella o al médico tan amablemente consolador hablando de lo mejor que uno puede llegar a estar en la otra vida mediante una excelente trasmigración en primera clase u otras sandeces que por suerte o timidez no dijo tal vez porque ellos nunca saben la explosiva reacción capaz de estallar


ante un pensamiento filosófico profundo en un paciente que pacientemente se despide agradeciendo con cierta torpeza ya que uno da las gracias aunque las nuevas no hayan sido buenas por eso de las buenas costumbres y la mejor educación que un buen paciente debe demostrar aún ante noticias desagradables que eso es ser una persona educada incapaz de decirle a todos los que esperan que se va a demorar mucho o poco teniendo en cuenta que siempre me molestó como una espina hacer esperar al respetable público como irremediablemente deben esperar los amigos y los que un poco más impacientes se preguntarán para cuándo o dirán en un murmullo este tipo no tiene nada o nos está jodiendo sin saber que uno a los que quiere joder es a quienes te saludan con un abrazo de madreselva plástica preguntándose cuándo se va a morir este hijo de puta porque hay gente que no por no quererte desea que te mueras de una buena vez sino que les fastidia sobremanera estar pendientes de tu minúscula muerte con todas las muertes importantes que sólo por capricho se hacen esperar de lo que puedo dar fe ya que eso de estar pendiente de una muerte no sólo vulgar sino también ajena no deja de ser un verdadero cáncer.

Myriam Leal - Tucumán - Argentina

Hoy
repentinamente hubo silencio
afuera
detrás de mí
de la pared
de la ventana
Hoy
tu cara en el espejo
en el agua del lavabo
en la lluvia
en los vidrios
tu voz llamando
tus ojos llamando
tengo miedo dije
y tus brazos abanico
amor
pánico
mi rincón
Voy


.......................He is an obsolete gesture,
.......................iciting a breach of harmony
.............................William Shand

Cuando llegues
saciada tu sed de caminos
dormirán mis manos canto
tus sienes arrebujadas
en el fuego níveo de mis senos
Cuando tu humanidad errante
agote los zapatos y el aliento
y con paso cansino llegues a casa
en busca del reposo necesario
al final de la noche
mientras florecen las vetas de mis ojos
te arroparé en el umbral del sueño





III

vuelan pequeñas primaveras
y mis dedos pétalos
llueven el contorno de tu nariz
en aquella foto que amarillea
como tu aroma
perenne
en el vértigo
en el músculo que late
ahora silencioso
en la imagen
para siempre detenida en el espejo



II

El desperezaba sueños
tenues hilados musicales
y el añejo sabor
a naranjas
de aquellos labios
Ahora
en el piano
llueven sus dedos conjugando
la exacta cicatriz que duerme
en el lado izquierdo de la cama.




Un pensamiento amarillo
como el sol negro de sus ojos
deshoja la sombra de su sombra
pequeños murciélagos
reptan en sus venas y se abren paso
en la cíclica lluvia de los días



TANCAS

Septiembre cae
deshecho en pétalos
fundando tardes.
Abro mi manopólen
fructuficada en tu sien.



II

Hay brotes nuevos.
Aún en el otoño
se abren aromas.
Hasta en los baldíos
florecen los lapachos.


III

Cerviz vencida
nace alba en el durazno.
Siempre hay caminos.
En mis manos pude ver
la raíz del verano.

Solana Peña Lassalle - Buenos Aires - Argentina

POEMAS

1

callar
algunas cosas
hay que callarlas
dicen
entonces
escribo
así
disimulando
como quien borra
su cuerpo




2

de carne huelen
mis sueños
picados
de tanto sol
el cuerpo
yace
oxidando al mar
el mar
se cierra
sobre mi sombra
y mis ojos
se abren
sobre tu rostro

te hablo
por que escuchar
un grito
ofende
a la especie
les recuerda
que en un principio
fueron
aullido




3

tiempo
que se acuña
en la tierra
la voz
desnuda
jadea
y el instante
deshecho
hace
la noche
entre los labios

5

la expulsó
el corazón de la lengua
caminó
entre paredes de hilo
lleva un tajo
en el centro de su sonrisa
y mendiga palabras
en un reino
donde el hombre
insiste
en llevar
tumbas
a las flores


9

por haber elegido
hacer nido
en el silencio
él insiste
en liberarme
anudando
mis palabras
como a sábanas
de presos

él insiste
diciendo
hay que hablar
solo
del silencio



19

sangra la luz
no quiero
encender el día
todavía espero
lo que el sol
cosecha
de las sombras


21

en mi cuerpo
llevo
el registro
de cada grito
escondido
la herida
mojada
empapa la boca
la boca mutila
cada palabra
y los pájaros
siguen
picoteando
el nudo
en mi

garganta

martes, marzo 04, 2008

Gustavo Córdoba - Catamarca - Argentina


POEMAS
Este abril

Este abril me llena de temores,
presentimiento oscuro,
abril sin rosas rojas,
abril, con este corazón
que aún late, herido.

Abril: otoño mío
preñado de hojas secas
y de cobres,
la savia se duerme entre los vasos
de un algarrobo, Taco, junto al río…

Huelo en el aire un desamor
de soles, y el saber
que he de quedarme solo
a la vera de un tiempo, detenido;
hurgando en los recuerdos
una sombra
que me acerque de nuevo
hasta tu sitio…

Este abril me llena de temores;
siento un otoño final
¡muy dentro mío!




Interrogantes

¿Quién puso en tu vida, una pausa?
¿quién te mostró el camino
para hallar el horizonte?
¿quién te enseñó a decir adiós?

¿Dónde está tu andén o puerto?

Te busco en todas partes
y sólo encuentro en mis trenes
los asientos vacíos…

Ya no me quedan días,
sólo guardo noches, en los desvanes
de la vida mía.

Me olvidé de rezar
a fuerza de pronunciar tu nombre;
lo grito a los cuatro vientos
y el viento me responde
con lágrimas de lluvia,
que tu nombre está lejos,
allí donde la palabra no llega;
donde la lágrima no basta
para mojar de sal,
¡esa distancia!

¿Qué tengo que hacer? dímelo tú
¡oh! Dios Universal de los silencios
para encontrar el sitio
de su norte.

Cuántas lunas hacen falta
para alcanzar en otra Entidad
mis cuarenta semanas de gestación
en esta espera angustiosa
de la común unión,
definitiva,
eterna y anhelada?

¡Oh! noche mía;
oscura, ingrávida y silente,
¡ora pro nobis, noche!...
Exilios

Constantinos Kavafis, esta noche
estoy parado
entre tu ayer, mi hoy
y tu distancia;
junto al palo mayor,
mi vieja barca
ya no resiste el embate
de mis tiempos
y siento que no puedo
¡regresar a Itaca!

Penélope, o quien sea,
en esta hora
ya no teje en la urdimbre
de los días,
ni los sueños, ni el amor
ni la esperanza.

Es que, sabes?
no hay peor exilio
que la vida prolongada más allá
del horizonte,
¡hacia el confín eterno de la nada!

Constantinos Kavafis,
ruega por nosotros
en este día, en esta noche,
en esta hora;
por los que aguardamos
al final
de la jornada,
aunque sea en semilla,
¡volver a Itaca!

martes, enero 15, 2008

Ramiro Silber - Buenos Aires - Argentina


Ediciones El mono armado

Valeria Graboski - Salta - Argentina














POEMAS

Donde Vivo

En donde vivo
el corazón es una cosa seria.
Hay muchas llaves y paredes gordas
mostrando los adobes
de los buenos tiempos.
Cuando a las doce
paso por la ruta
que separa el pueblo,
me escandaliza
la desnudez del sol
Y todos esos niños
que esperan su turno
en las veredas.
La memoria anda suelta
con las casas a cuestas
Y todos los recuerdos.
En las siestas
llenas de moho
Y silencios,
El duende juega
en el bar del Chileno
mientras escribe los sueños
de la gente.

(de: Cuanto vale mi pueblo)

Búsqueda

Padre, pongo los remos al viento
Y el cielo abierto a la distancia
Abro esta esperanza,
pequeña como yo,
Y con el miedo tuyo
alumbro tu regreso
Donde estará el mar y el camino
Que marco tu pie;
En que memoria
el mapa me olvido
Que convive conmigo y tu recuerdo.
Esta historia que deje
Los días y la sangre
Y esta ausencia clavada en mis orígenes.
Con esta carga viva
Del apellido a cuestas
Transcurren mis afanes,
Como si fuera un ancla
De mis sueños.
Mi madre, como siempre
me ve desde su piel morena
- pura pena y nostalgias -,
y con su corazón y sus silencios
remienda las respuestas
que nunca puedo darme

(Del libro: El aire de la vida)

Tarde

Bebo en el vientre
De la botella
La angustias / la ausencia
Un has de luz
Es la mano que consuela
Mi espalda
Te vienes / alejas
Tu nombre suena
Horroroso de bello
Ya caen
Sobre la mesa
El puño / el recuerdo
Con dos insulso
Borrachos.

(inédito en libro)

Nelly Elías de Benavente - Tucumán - Argentina











POESIA





INSEGURIDAD (1)

¡Despierta, gigante!
que la aurora estrecha
con sus brazos de luz
mientras yo extraviada
camino por el abecedario
un “cuco”
deambula por mis calles
comiéndose las malvas
manchando los azahares
se ampara en el espejo
de mi jardín
y nadie mira sus reflejos
-insistentes y traviesos-
bogar por la parca.-




INSEGURIDAD (2)

Un rumor crece
en el vacío
suma la noche trampas
y un círculo de miedos
aferra mi garganta
con sus manos de acero.-

viernes, enero 11, 2008

Paula Yende



poema del triste pan duro

deja deshacerte en las encías
el melancólico magullo de la coca
entre dientes marrón de otoño sucio
amargo y suburbano sueña serge
que chet baker le sopla los versos
desde el night club hasta su walk-man
llueve fino quejumbroso la lluvia siempre da sed
de casa calor sin t.v vaso lleno de pensar
penando el poema como el pan de ayer
verde que te quiero verde lorca es un poeta
de new york de aquí de allá como todo triste
invierte el orden cree en la revolución de la neurona
santifica las rutas marea bares en bicicleta hasta el día
en que se hace alma de farinha azúcar impalpable
esos días donde hace cola habla poco y la humanidad gris
no percibe la alteración de los yuyos bajos del fondo
de los ojos una dureza de pan brillante acostumbra
cruzar la vía el círculo de tristeza que dejan los circos
que desaparece y aparece melancolía y poco dinero
dicen ser tanto´s cuesta uno y lo otro de cualquier modo
o moda del infeliz que se siente satisfecho en un corte de luz
general por suerte no aprendimos la ceguera sino el tacto
de volver solo al caos del universo interno o externo
fuimos amasados entre bollos de agua manos que no escribieron
de ignorancia la tristeza la locura de dios es el amor
la panza de miga de pan de hermeto el piano de chopin
prevert tus palabras en la cama la dureza de las noches frías
cáscaras de cangrejo entre sábanas como telones del corazón
canta chavela dura de arrugas no más de pura terquedad vive
todos nos vamos y desaparecemos al pan duro lo rallaron
y la tristeza la tristeza aúlla en un poema ginsberg

y es una estela en la voz de elis
y se anida en la piel como un crepúsculo te amanece te deambula
la duda en copas pequeñas te sopla un susurro un guiño una ampolla
en un dedo puede volver el camino largo un tren de retiro
hasta la bahía entre las sierras el morro una ventana
un campo amarillo es cuántos vincent o andy desde la plataforma
marítima es la tristeza naufragados

en un poema la botella de vino es una meada de palabras
esto no es poesía poesía tengo una cascada en el inodoro un agujero infinito en el bidet
duchamps estaría orgulloso de no cobrar entrada en los museos y de que borges no haya sido feliz
porqué él debería haberlo sido siempre pregunto

hasta cuando va a doler crecer de noche
mudarme usar la cabeza de meduza cruzar el río en una cáscara de nuez
con las velas a media asta sopla que te sopla el viento sudaca
patágonico como novelli poeta del hastío

trejo pessoa boudelaire ellas pizarnik cristina césar la campazzo
y patty & violeta en el hastío reaccionario habitan como un recuerdo
de a ratos al alzheimer le huyen

corremos tras la pérdida aun sabiendo que es una perdida
siempre enamoró la turra en algo el morbo del cine en las tetas
la teta que te mamó aquella angustia oral se convirtió en poema

y así hasta la multiplicación de los panes de los peces penes en las vaginas de las vírgenes del mar
algas duras caracolas desintegradas de la nada y el ave del himen que no dice amen
iglesias dejad de maquillarse el sufrir es otra cosa no es buen matrimonio hombre & poder

ay si pudiera decir tuyo mío tus mi plurales y no endurecer tanto el nosotros
triste yo el artista singular multifacético solista de él mundo ombligo

lingüístas estrangúlense con la lengua en los tobillos de bukowski
poetas manifestarse en la bebida así como en todo desorden de la vida
mandalas podríamos ver en las pinturas artesanos el corazón de las maderas los metales
el barro en los ladrillos de las manos del obrero al grafito al maquillaje del actor
músicos pide caricias tímidas el instrumento el pulso da una pasión en las pestañas
instankarmas
un segundo de cada día absolutamente todos estamos duros como pan de poema
de ayer sonriendo tristemente hasta mañana





empate casi siempre

la tristeza se junta
y esconde como una meada detrás de los árboles
cierto placer nocturno
empate digo
felicidad pestañea
y se derrama
con el vino en el mantel
hasta el más desequilibrado
hace equilibrio
morir o nacer
es cosa natural
invierno es un tango
verano es amor
y paz no es nada
hoy
en el mundo
el arte de la pérdida
justifica
con piedades electrónicas
al empate humano
por la suerte del mono
o la virtualidad de dios
el vino es real
profunda la piel
de los labios que permiten el roce
al vaso o al beso del lenguaje fino
le debo esta melancolía
como dos botellas de vino a cristihan
que cerca está a la vuelta
de la vida al poema
empate



esto

tenemos telas de araña
ojos de buey malherido

parsimonia milenaria para crecer

ver en la verdad
mezcla oculta de tristeza y verborragia

arrojamos la piedra
nos lavamos en el mismo río del naufragio
otras las aguas que hoy lo mueven?

somos siempre el barco

llevamos el revólver del suicida
la palabra prohibida del poeta
la voz quebrada

en la fuerza de una vela
el sub existir

andamos descalzos
con pan en las encías en la noche
la boca entera

el cinturón de orión mal prendido
esquivando calendarios

oficinas del orden impúdico
donde establecen las jugadas

estamos en los bares
las plazas desnudas
en los ojos del perro callejero

temblamos desde la luz
el espíritu
hasta la carne del otro

lo que quede por nacer
partirá

hasta el hartazgo
entonces

Susana Uda de Dellepiane - Tucumán - Argentina




Colalao


Colalao, en tu plaza
el viento se hace galope,
ruido de cascos, da vueltas
re hace verde, mueve las ramas.
Y del corazon de los arboles
el canto de los pajaros
es una caja musical
que se abre en el alba
Antiguos habitantes
te cuidan de lejos
con mirada de montañas.
En la tarde de lluvia
es una humeda manta
que cae del cielo
y en vuelo horizontal las palomas,
tejen figuras con sus alas, lanzaderas de plata.
Por tu dos rios
viene tropezando entre piedras
la voz del agua
Callados los arboles
descuelgan su sombra
cuando el sol cae
pesadamente sobre sus ramas
Temprano el silencio
abraza tus casas con sus veredas altas.
En los montes los nogales
guardan la redondez de la nuez
pequeñas lunas verdes
pendulo vegetal,
reloj que marca el tiempo de la abundancia
Colalao,
Yo he visto al verano perdido
queriendo anidar en tu casa.




La niña de las cuatro estaciones


A Fernanda, mi hija

Que linda estas ahí parada
a un costado de la tarde, mirando el verano
mientras suelta su áspero perfume la lantana
en abanicos grises se abren las hojas de los álamos
Persiguen tus ojos la huella azul de un pájaro
rumbo al Este donde la luna es a veces grande, colorada
Que negro tu pelo para este otoño de confundidas hojas que se marchan,
se arrodillan algunas junto al cuerpo desnudo de las plantas
y caen del tarco extraños peces esparciendo en la tierra sus escamas
Que blancas y desafiantes tus manos
no le temen al frío, se burlan de las heladas,
Afuera la noche se agranda
después claro silencio,
primera mirada en el alba
Que hermosa tu sonrisa
esperando la extensa primavera,
estallido verde de volcánicas semillas
avalancha de pétalos de ardiente lava
Y mágico el eucaliptus suelta trompos de sus ramas
El viento trae a los patios la risa morada de un árbol
de menta y laurel al aire
Callada
las palabras se te hacen cada vez más lejanas
imposible de alcanzarlas
Que linda estas ahí parada a un costado de la tarde
Con las cuatro estaciones en la mirada.




Luis Lobo de la Vega

En amistad intima con Dios,
Él con el Verbo, la palabra,
tu con tus manos creadoras.
Bendiciendotelas, te entrego los colores.
Juntos hicieron la naturaleza generosa.
Artesano tú haces con tu pincel el alba, la tarde.
Juegas rondas al compás de las estaciones.
El verano te visita en sus soles,
te canta el trigo y el maíz.
Dejabas la puerta abierta de tu casa
para que pase la vida por que querias pintarla,
Intérprete perfecto de su obra.
Creador de montañas, de bosques
de vuelos mágicos, de colores.
Pintabas el ocaso, la oración silenciosa
que solo conocen en profundidad
los que viven en el campo,
Pintas de negro la noche
y la iluminas cuando quieres
dibujando lunas que platean las casas.
Volviéndolas fluorescentes cuando lanzas
puñados de bichos de luz, tucos y luciérnagas al aire.
Tantos ríos, árboles,
tantas hojas sometidas a los vientos
tuvieron refugio en tus cuadros.
Amigo del monte, de la hierba.
Compañero de los pájaros
que buscan tus manos
para que les destines el color de sus alas.
En la loma, allá arriba en tu casa,
Cruje la hojarasca, bajo tu pisada de mago,
un remolino de pirpintos blancos inquieta el paisaje,
y en silenciosa reunión
se acomodan para escucharte alrededor de un charco.
Rindiéndote tributo se inclinan tras tu paso
los girasoles de campos lejanos.
Los arrayanes rojos y las amarillas talas, se acuerdan de ti
y cuando cae la lluvia sigilosa
una corriente ocre, anaranjada
corre cuesta abajo para abrazar tu morada
De sur a norte tu nombre
como una flecha de viento sostiene una calle
y en la esquina mas bulliciosa
crece una palmera, que mira siempre al cielo
Por el Oeste la custodian las montañas
con sus alpamatos y alisales.
Por el Este el sol, temprano
le regala una sonrisa dorada.
Brújula de los pasos del caminante distraído de Yerba Buena.
Por senderos lejanos andan cabalgando jinetes
que el tiempo les ha robado las palabras
a ellos, tú les diste albergue en tus retratos.
duendes en las siestas se escapan de tus cuadros camino a los higuerales.
La neblina juguetona con su velo humedecido
Que a veces te cubría los cerros que tanto amabas,
baja estos días preguntándose por donde andas
Nunca hablamos.
Pero seguro que nuestras miradas se encontraron
en los amarillos y rosas del lapacho
y en los morados racimos de los tarcos
Luis Lobo de la Vega
como dice unos de tus hijos,
Ellos miraran eternamente de qué color están los cerros cada mañana.


Poema II

Siembra en mi corazón altos ecucaliptos y retamas,
pon en mi cabeza pétalos de extrañas flores,
tiende tu mano y en el surco de tiempo de mi mirada,
cultiva semillas nuevas, hortensias silvestres y magnolias,
flor lejana de la infancia.
Suelta dentro mío bandadas de pájaros,
que mi alma inquieta quiere ir al campo,
a mirar de frente el cielo,
casa de las estrellas, colmenar de astros,
panal infinito, que derrama miel dorada en mi piel.
Deja que el día pase lento,
llena de gestos a la tarde.
Abrazame como si abarcaras el universo con tus manos.
regálale a la tarde acodada en las tapias,
tu sonrisa de atardecer de campo.
El viento quiere darme un soplo de poleo y menta,
haz la primavera con un gesto,
la creacion responde a tu mirada y crecen de la nada,
colores y perfumes.
Y todo es perfecto en el mundo,
cuando estas a mi lado contemplándome sin apuro.

Mirta Sema - Tucumán - Argentina

POEMAS

Herbario

A veces me alcanza la serpiente
casi llegando a la ristra
en los arañazos de la vida.
Y ahí estás vos esperándome
con tu manera de ser viento,
de volverte risa,
frescura de río, caricia de begonia
en ese herbario
para el que el tiempo es un ladino
con brazos de eunuco y cimitarra.
A veces sondeo dentro del espejo,
en el infinito,
choco con el lado negro,
me dejo atrapar por el misterio.
Y tu voz está ahí llamándome
al lado blanco de la vida.
Vuelve la calma al río.
La luna despliega a un lado
sus sábanas de nimbos
oscuras crestas que se lleva el río.
Nos abrazamos, juntamos los espejos rotos
Ellos se vuelven cielo,
vuelo de pájaros,
navíos.


Lienzo vital

Empapada en su ternura
quedé atrapada
en el naufragio de sus ojos de abejas.
¡Tanta miel desperdiciada
en la espiral concéntrica de una biografía!.
En la bóveda afrodisíaca de un beso
no hay ayer.
Un mañana inagotable de promesas.
Brotes de conspiraciones clementinas.
El olor de nuestra piel y de la tierra.
Un método se desprende de lo esencial.
El sigiloso cuidado de reconstruir
el lienzo vital
del hombre casi perfecto,
de la vida regular.
De que el último sueño vivido
a la luz primera del día
sea polen que vuela sobre la colmena,
pez mordiendo el sedal,
el tejedor en el punto justo
de la obra concluida,
la llegada de las grullas en el telar.
Beso que acaricia la sonrisa.

Líbano

A la memoria de mi abuelo Don Ramón Sema
El Mansura* profetizó en sus venas
los designios de un destino
que se escribieron con sangre.
Calaron hondo en cada perfil de su memoria.
Escoda fina las palabras de su madre
al despojo definitivo de esa tierra.
Desde el barco
la ciudad se hizo tatuaje del horizonte,
una estampilla postal,
restos de una ciudad sumergida,
niebla de mar.
Su mirada
la perpendicular inmóvil
que fotogrababa el destierro.
Registro inexacto en la vertical del tiempo
que oscilaba entre los mares,
los continentes, los cielos.
Allí estaba él cuando, ya viejo,
buceaba en sus pensamientos.
Campana sin tañido.
Aldaba sin sonido en aquel puerto
en que mutaron su apellido.
Vagó su pensamiento solitario,
dolorido como un gemido,
huérfano de patria, de casa,
de nombre.
Líbano era un águila
que se agitaba en sus latidos
que estuvo en aquel puerto
y lo acompañó siempre en su vuelo.
Su nuevo país
un grito selvático en el pecho,
una lengua desconocida.
Arado de incertidumbre
con refugio de pájaro
con futuro sin vista, ni voz, ni oído
con gusto a desconcierto y tacto de ciego.
La paz,
ese ungüento balsámico del ánimo
se fue acomodando lentamente en su espíritu
dormitando cielos.
Sus manos fueron cuévanos en las vendimias,
trote de potro en el campo,
peces entre las espigas
y el grano se hizo duna
en la tierra del ceibo
con horizontes sin fin.
Tan infinitos que tocaban a los cedros.
Él aquietaba su mirada melancólica
en aquella perpendicular.
El recuerdo fue una serpiente herida
que huyó del corazón del desierto
para zigzaguear a escondidas
en la alborada.

*Mansura: Río de Líbano que pasaba por la finca de, Don Ramón Sema, y su familia donde fue asesinado su hermano Abdala por resistirse a ser secuestrado por los turcos con el fin de llevarlo a otro país para luchar en la guerra.


Diez anturios

A la memoria de mi abuela Doña Dora Diez de Vidal
Agua de alba en las pisadas frescas
junto a la acequia de las granadas.
Su presencia temprana
afinaba el concierto entre las aguas
y el canto de los picabueyes
que acompañaban al ordeñe.
Ritual mañanero de brebaje espumante
blanco como las calas
-que clareaban con la luna
los alambrados alrededor de la casa.-
Ella era el espíritu de los campos,
de los robles
que ennoblecían su sangre española.
Nueve partos marcaron su cuerpo delgado.
Diez anturios* contaron su almácigo.
Nueve niños detrás de sus faldas jugaron.
Ellos perfumaron las tierras
de cañaveral y mazorca
que se fundían cuesta abajo
con la cintura del río Marapa.
El picafuegos atizaba las brazas.
El tintineo de la tapa de la pava
era la acústica esperada
cuando sonaba en el patio el maíz
que comerían las aves.
Nueve partos marcaron su cuerpo delgado.
Diez anturios contaron su almácigo.
Nueve niños detrás de sus faldas jugaron.
Su presencia era Castilla.
En las noches,
su mirada se perdía en el campo
detrás de la fogata,
ella atravesaba el monte de los piquillines
y de las algarrobas.
Se regocijaba en las matas
de maravillas de cien colores
que de noche fosforescían y daban luz
al ala este de la casa
y en las parcelas infinitas de negra resaca.
Encandecían la oscuridad
millones de esmeraldas colombinas,
tucos que alimentaban los mitos
hasta que las hadas del sueño,
coronadas de pasionarias y de lilas,
lograban que reinara el silencio,
porque a la mañana siguiente,
otra vez con las luces del alba,
ella caminaría erguida por la casa.
Nueve partos
aunque diez anturios contaron su almácigo.
Solo nueve niños detrás de sus faldas jugaron.

*Anturio: Planta y flor tropical originaria de Venezuela, de hermosas hojas acorazonadas aterciopeladas de color verde intenso. De flores rojas o rosas semejantes a las de las calas, pero más pequeñas. Las hojas y las flores se dirigen en todas direcciones como si todas nacieran de un mismo útero. Es una planta multípara.

Norah Scarpa Filsinger

POEMAS


Nocturno


Luna llena:
como una música solemne catequiza
el sideral espacio anonadado.
Deslumbramiento
de bestias enceladas. Estalla en llamas
la corola amarilla del lapacho.
Silencio.
Duermen los pájaros plenos de presagios.
La tierra, demencial, se mira en ese espejo.
Se ha dormido la luz sobre los árboles
en ejercicio de eternidad.
Distante,
sólo la música virtual del universo.



Jardín de la República


Eran las diez de una mañana de sol oscura luminosa
cuando bombardeaban los cerros.
Tan sólo azul dibujando el viento mejillas brazos manos
daban ganas de vivir.
Había seguramente perfume de azahares en el aire
y cuando en Tucumán florecen los azahares
rincones calles hasta la apretada selva se inunda con su fragancia
que se enreda con los olores de jazmines del pedemonte.
En mi casa la Gloria Dei de mamá
extendía a lo largo de sus tallos
metralla de rosas encadenadas
a veces amarillentas a veces rosadas.
Posiblemente era también época de molienda
y sobrevolaba con los aviones el aroma de la miel de caña
y quemaban en los surcos las malhojas
y sobrevolaba con los aviones la negra ceniza
penetrando por los resquicios de las casas
junto con el sonido de las explosiones
ensuciando los frontis los patios interiores
con madreselvas y parras reverdecidas
en la pura promesa de la uva mato
las sogadas de ropas recién tendidas.
Pero pese a la ceniza ese día Tucumán realmente era
-como alguien dijo- el Jardín de la República.


Futilidad de la rosa

Consternada la rosa
ve pasar el otoño.
Fugaces ayeres declinan
y la memoria de soles
en la clepsidra
huye.
Ciñe el espanto su corazón devastado
como un pájaro mudo.
La rosa sueña.
Presiente apenas su inconclusa existencia.

La noche circunscribe
su perfil.
La turbia palidez
lastima
la oscuridad que avanza
en aguijones de sombra.
Desvaría la rosa.
Sueña ser luz y seduce a la noche siendo aroma.

Reticente, la rosa
soslaya un nuevo amanecer
La subyugan
libélulas errantes. Su giro intemporal
enrostra al viento que la incita
y despoja.
Insomne, se ensimisma
en ajenos ensueños,
como una flor del agua.
La rosa, alucinada,
olvida que es tan sólo memoria de una rosa.


La casa


Esta casa de firmes cimientos
que sobrevivió a unas cuantas generaciones,
que no abatió
la piqueta de la ira urbana,
casa con ojos
para ver la calle al cerro
y el cerro mismo
y no mirar hacia adentro
antiguas y pesadas
agonías,
aunque albergó además años de paz,
de juventud, niñez y esas cosas,
esta casa tan llena de recuerdos
y de moradas uvas
hoy se halla vacía,
ya nada nos dicen sus paredes
desprovistas de todo,
pero hay algo aún,
el aire que en ella se respira,
será su alma
o la voz de mi madre
que aún repica.



Esas cartas

Esas cartas ocres de tiempo,
cartas que ordenan los silencios,
con vidas
de los otros
pero sin mí
o con mi posdata,
en las que no me leeré
ni me leerán,
cartas en blanco
llenas de palabras,
de enmarcadas ausencias
en retratos también ocres,
cartas sin muertos,
no hay muertos en las cartas,
la muerte no existe,
está en otro universo
no en el universo de las cartas.
Sólo las cartas están muertas.


Nogalar de Tafí Viejo
en el nogalar agostado
de reclamos pretéritos
todas las hojas
yacen olvidadas
el sonoro silencio
se adentra en el alma
de los árboles
ni un zorzal canta
ni copulan los pájaros
tan sólo la memoria del bosque
en la intrincada luz
que apenas roza
los troncos oxidados.

Pedro Raúl Sánchez - Tafí Viejo - Tucumán - Argentina

POEMAS

PRESENCIA


Que se vino de pronto entre galaxias
con un suspiro tenue, imperceptible.
Que se vino de lejos entre asombros
con las manos rebasando de súplicas
para hendirlas en nuestros poros
con la distancia muda que se quedó
/ agazapada
esperando la acción.
Que se vino y quedó anclado a nuestros
/ desenfrenos
obturando la vergüenza con palabras.
Que llegó para encontrar el eco gemelo
de los pasos, de las manos, de nuestros
/ sentidos
con el eco de sus labios: era Dios.




VIENTO


El, ávido de todo mi ser,
horada la médula ósea
repartiéndose en ecos en mi interior
y se bifurca
lastimándome el instintivo don de la paciencia,
para desperezarse en un furtivo e intranquilo aliento
de sonrisas pasajeras.
El, me recorre ahora exteriormente,
la piel endurecida de los amaneceres sin bostezos
me protege.
El, se aleja cuando las lágrimas de dios
me empapan:
entonces ya no pienso y la naturaleza calla.

Cecilia Párraga - Tucumán - Argentina





A mi padre

1)
Di, judío
Humo envuelve
Y no me reconozco
No entiendo la no mirada
Es que no te ofreces para mí
La arenilla me torna otra
Ya no soy más esclava ni torturada
Dime judío, ¿cómo encuentro el camino?
Dime judío, ¿cuáles son tus horas?
¿Qué habla de ti el espejo?
Te quiero por tus guerras
Te quiero por la sangre derramada
Por tu dolor y tristeza
Y el de tu gente
Porque asomas al mundo…
Sabes de una cultura milenaria, rica
Porque lees lo que yo…
Pregunto por el absurdo,
No respondes
¿Por qué escondes el mirar?
Escondes a la luna y a ese planeta,
Entre ojos de hielo,
Brillantes, locos, pacíficos?
Dime judío lindo, de porte
¿Quién te sana en esas noches?
¿Qué ocurre en tu cabeza?
¿Y el devenir?
¿Cuál es la otra cara?
Quiero verme en ella




2)
Hombre…
Hombre que te quiero ver
Hombre lejano, expectante
Hombre mayúsculo, niño
Hombre de círculos pequeños
Hombre que hace muecas
Hombre parco, inmejorable
Hombre atragantado
Desde que el final comenzó
Hombre inseguro, vas
Por qué no lloramos juntos
Nuestras fechorías
Nuestro dolor intenso
La quemazón
Por qué no bailamos
Acaramelados
Ya no soy más seca
Insaciable como las demás
Por qué no partimos
Hacia aquella ciudad
Y nos amamos
Suavemente, con serenidad
Qué más da
Dos solitarios
Aguardando tiempos mejores
Por qué no jugamos a que soy tu dueña
Y tu mi esclavo
Yo, la mujer de tus sueños
Tu un feroz gigante
Y somos tres o cuatro
Somos todos amándonos
Tu mirada es huidiza…
Y mueres por dentro
Contemplamos los mismos colores
Nuestra mirada
Puesta sobre la misma acuarela
Sobre iguales cicatrices
Nuestro atardecer es pleno
Y tus ojos celestes
Oh! Que desmayo
Me quiebro
Por qué no damos el primer paso
Y tu rostro no hace su sonrisa
Y me la obsequia
La neurosis…
Posiblemente
Qué de la mía…
Se impone dejar que todo suceda
Pero poniendo de nuestra fe
Por favor no seamos calvario
Y tristezas
Dejemos atrás a la sociedad
Que nos come la piel
Se entrevera con nuestra estampa
Y nos hace añicos
Seamos uno o mil
Y… Haz tu música, obséquiamela




3)
La tarde
Que no me lleve la tarde mi amor
Las hojas movedizas y clarea mi garganta
Es la siesta, arboleda hace de mí aguijones
Caerá la tarde en que vaya a tu regazo
Segura mis lanzas estocadas, surco preparado
Aromas, licor de la carne
Entregada aún así vigílame harta sentida
Arañada, ¿honesta?
…Son velas compradas en el mercat un día europeo
En que el tren pasó ni huella dejara
Son pajarillos y su j ojo de bien
El cardón y la lucha del sin techo,
O amigos
De los que murieron en la Plaza dos mil uno,
Santillán y compañero
Son recorridos que hace la mente
O errores graves y tu deseo de la carne
Cama vacía a sabiendas de que,
Y fuese de ti azulejos tanta fiebre
Son dolores…
He pegado ojo, solo que mi hombro, mi mano
No me parase entre mi pierna derecha
La diabla quiere mover cual hoja y capullo
Que le manda el viento nubes, hicieran estragos
En sitios como estos
Fíjate que de siete no enrollo cartulina o…
Miro gorda a través del crista y reflejos las rejas:
¿acaso impedirán que me mire como nunca antes?
¿rejas tesoneras solicitando me mimase
tal y como no quiero?
¿rejas de hierro o madera, nunca, algodones, fragilidad?
Masa de torta de quien cumple, ¿o qué?
Vuelve turbia o queridísima lluvia estival
Seguimos siendo dos a la mesa
Un comensal invisible, mi pánico
Yo, diosa abroquelada inciensos aún bruta débil…
Soy débil
Lo soy a la mañana en que debo ser, no hay remedio,
A la hora en que compartiremos y me avergüenzo
-es timidez enferma o desgano,
Pasé varios años junto a ti soñada-
Lo soy cuando me veo en esa acera caliente
Calle Balcarce en Buenos Aires, ciudad pelada
Lo soy antes de conocer,
Saber siquiera un primer nombre,
O si eres quien relata la voz
Que huyó otra vez de mí
Me dejase tiesa voluminosa, si, voluminosa,
Apretujada, ah! la pulsión…
Me aguardara miel desde siempre la bondad;
Lo soy antes de cruzarme de boulevard
Una sensación rayana en lo irracional me consume,
Creo no conseguir salir del paso
Y canto,
Me veo país tras país representando
A mi pueblo
Jugando repaso mentalmente las calles de esa ciudad
Añoro
Buenos Aires re-conoce secretos, mi altanería,
Agrio momento vivido,
Mi descender hasta el pozo más profundo
En que la vida me ha dejado de resbaladera
Alguien está en deuda conmigo amiga
Decía, soy débil
En tardes en que creo no he de verte jamás
Y no es cierto, (mandas tu)
Lo soy si me debato triste histérica
Bajando los brazos, sumergida subsuelo
Esos tabloides o edificios en altura
-vi a uno derribarse caramba-
… Entre fobias que harán de amigo en las vísperas
Reías, y yo desesperando.
Mi debilidad dejo a cuenta.


4)
Niños
En primer lugar, niños
En segundo lugar, niños
En tercer término otra vez esos ángeles descalzos
Botados del sistema, enfermos, apestados
¿A quienes se atiende de veras?
¿Dan furia, terror? ¡Pues no alegran tu día mujer!
Bastante tienes con los tuyos, rubiecitos, gemelos,
Cisnes de tu útero bien hecho, gloria de tu lugar inferior,
Que a uno le diste a nacer entre aguas dulzonas y ¡plaf!
¿Placenta previa? ¡Salió limpito, luces, tu Xavier!
-Agradeces a la vida porque naciese
De vientre común, genéticamente de píldoras doradas,
Las otras las tragó el dragón diabólico,
O la trompeta con la que arde juega tu ornella-
En cuarto lugar, niños despojados aún de lo material
Algunos eran gente como vos o yo
Un pasar de almuerzos y cena techo monedas
Bienaventurados…
Hoy se sale a la calle a gritar!
-Y somos todos una causa lo increíble-
Por un pan de 365 gamas de colores
Cuatro escenas de consuelo
Veinticinco galletas de esperanza
Dos margaritas que se adorasen
Una enagua y que viejita acompañase a tu trote
Líquidos que atenuasen altas temperaturas,
Sales
-el costo de vidas antaño-
Vas a la calle en busca de ti en ellos
Vas a la calle sabida de la dolencia del otro
Que das en hacer tuya
Sales y no es precisamente a cacerolear
Como en tierra del centro federal
Llevas de mano puñal de rosas encantadas
Filosas, ya miras de internacional
Cuánto hambre global!
No puedes cerrar tu boca, el flagelo
Y el poderoso a quien no aflige la desesperanza,
Que tozudez mecanicidad e incomodidad son suyas
Es arlequín bah…
En quinto lugar, enfermos, niños
En sexto lugar las madres, los ancianos
Resta hicieses de ti misma el sueño
Un espacio

Lucio Erazú - Salta - Argentina

POEMAS


Templado acero

Fuego y canción, taller arrabalero
firme el golpe, oficio y melodía
van doblegando un corazón de hierro
con martillo y fragua no hay porfía.

Alto el sol, sudor, silencio y bigornia
cargan pesada sentencia bíblica
entre mosaicos florecen Begonias.
clavos son los que a Cristo crucifica
La pared con retrato de la amada
atiza sueños, amor y consuelo
irrepetible y nunca traicionada
Guillermo Viñabal, templado acero
la tarde tenaz, retumba en el cielo
Llueven chispas, los ojos del herrero



Versos en la calle

Registro de multitudes
criticados por señores
se festejan en bodegones.
Crecen de golpe
y ha golpes se corrigen.



Verso con uniforme obrero

de tardes inmaculadas
altiva flor
desvelado cielo.
Versos en la calle
Ciudadano cavernario
por un beso esquivo
vuela corazón herido.
Versos en la calle
aparentemente inútil.
Ocioso
Iluso
Náufrago.


Breve historia
sendero de vida
Antiguo sobreviviente
del hastío y la fatal rutina.

José García Bes - Salta - Argentina

POEMAS


DESESPERANZA


Los zapatos dicen
la oscuridad del bolsillo.
Con la lámpara buscando
ojos, bocas.
En este esqueleto.



LUZ DE LUNA

A nuestra luna
la come un tigre
cuando la muerde
menguante
cuando la traga
nueva
cuando la vomita
primero creciente
después llena.
Mataremos al tigre
enlazándolo
empacado por los perros
hocicos parados
aullidos cavernosos, testiculares
afilados lamentos
desgarrando.
Entonces,
nuestra luna
se hará con agua,
lluvia,
ciclo de hembra fértil,
preñez redonda
dando a luz multiplico
amor
amor humano
En este momento
agoniza el tigre.

David Alberto Fuks - Rosario - Santa Fe - Argentina


POEMAS


LUNA DEL PATIO

¿Por qué rota el mundo
y la luna pertinaz,
enlutada de niebla
el espectro de su halo difuso
remolca
detrás del alero esquinado de la terraza?
Su estúpida comitiva abriéndose paso,
prepotente y dilatada
la invita a olvidar.
Musita su vulgar zumbido:
-“Ya no hay porque afligirse.”
Persiste en cortejarla
-se ahoga en su propia y excesiva esperanza-
como si se dirigiese a un interlocutor impersonal.
-“Escóltame hasta aquí
pero no atribuyas a mi generosidad
un reconocimiento de resguardo.”
Y ese cándido albor desaparece
del ángulo superior izquierdo
en el cielo del patio.
Los escalones sesgados,
el patio ajedrezado,
la ventana iluminada de la cocina…
Tanta geometría…en fin
no atajan su efímero paseo de aparecidos.
A punto de extinguirse de nuestra mirada
La luna se detiene y susurra hacia abajo:
-“ Esta discusión
acerca de los riesgos
de pretender conducir el cosmos
repudiando su historia
nada tiene que ver con ustedes.”


Lucero

Ante tanta presencia
de soliloquios
despoblando su clausura,
concibió
un resplandor
que lo espera
-inquebrantable-
al rayar el alba
para desearle buendía.
en el cielo de su casa.
Sol de noche,
se despereza avieso
mientras,
ebrio de soberanía,
relame su fallo:
¿Será propicio
el destello de su augurio
o tal vez
aciaga luz cero?

Emma Perez - Tucumán - Argentina

POEMAS


SE QUE EXISTES

Estas allí
Te siento y no te veo
Se que existes;
Vibras en el aire
Cual mariposa
Al pasar
¿Se esfumo tu materia?
¿O eres un hada invisible quizás?


Quiero tocarte
Y no puedo
Presiento que estas
¿Ilusión óptica o fantasmal?
Un pétalo de rosa vibra
Y no todos los demás

¿Una onda sonora
Te hace temblar?
Se apaga la música
Y sigues estando ahí nomás?
Acaso existen las hadas
Los nomos o tu alma vibra sin cesar?
Tal vez el pensamiento de alguien
Que quiere trasmitirlo ya
O el ferviente deseo
Que una ilusión se haga realidad.


LUZ DE LUNA

Piel desnuda en el silencio
Luz de luna
Que acaricia
A través de la ventana,
Manos tibias,
Se entrelazan,
Suaves besos
Que te llenan
Todo el cuerpo.

Luz de luna
Y el silencio,
Que se quiebra
al despertar
Tu dulce sueño
¡SIGUE ADELANTE!

En cesto desbordante
De amor, naciste.
Hermoso y cariñoso,
Sencillo y puro de corazón creciste
Por lo que miradas celosas
Se entrelazaban.

Y no lo comprendías
Tu bondad era burlada
Confusión de sentimientos, existía
Razones envidiosas, te mostraban.
Y a cada instante te herían.

Ya eres joven
Amaste intensamente
Pero siempre alguien te frenaba
¡Como te golpeaste!
Pero sigues adelante
¡Eres hombre!

Amor como el tuyo
¿Quien no quisiera?
Tu pasión desmedida
Por inventos novedosos
Te robaron el tiempo
Para amar intensamente.

¿Acaso temes que el corazón se arrugue,
Ante el ardor de un nuevo amor?
Eres hombre
¡Sigue adelante!


AMOR DE INVIERNO

Tibio sol de invierno
Y pintoresco paisaje
Atrae a gran cantidad de turistas.
Entre ellos tu,
Que de lejos viniste
A devorarme con la mirada
Y penetraste en mi corazón.
Como por arte de magia
Me llenaste de dicha
Tan sólo con una mirada.
Recorrimos juntos la ciudad
Como si fuese un viaje
Alrededor del mundo.
Todo era fantástico;
Hasta la mínima gota de rocío
Que mojaba un simple trébol
Caricias, besos, alegría
Que inunda el corazón
Como un bálsamo de amor
¡Cuanta ternura!
Pero solo unos días.

Quisiera detener el tiempo
Eternamente….
Para que no te esfumes
Entre las nubes.
Pero como el pensamiento
Que fluye uno detrás de otro
Ya no estas.

Fija la mirada en el horizonte
Admirando el crepúsculo,
Diviso una figura,
Es la tuya….
Pero solo dura un instante
Te perdiste en el infinito
Es simplemente….
Nostalgia del recuerdo.


ENTRE LAS NUBES

Te yergues desde lo alto
Como protegiendo la creación
Recorriendo la espesa vegetación…..
…..ya, en la planicie……….
Un matizado colorido de
Lapachos y naranjales
Bordeando las aceras.

¡Cuantas carreteras
Y caminos polvorientos se divisan!
Pero nada es estático
Todo es movimiento
……animales…vehículos
Y el hombre que trabaja
……el niño que juega…
Y el anciano que descansa.

El hombre entrampado
Entre edificios y plazas
Y, tu desde lo alto
Proteges sus pisadas
Bendices sus coartadas
Sea bueno, sea malo,
Sin esperar de el n
Ni siquiera una alabanza

Entre el cielo y la tierra
Allí entre las nubes
El silencio te acompaña
O quizás el alma del artista
Que gozo dándote forma
Y un trinar de ruiseñores
Que rompe aquel silencio
Que parece inquebrantable
y el revoloteo de alas,
Que contrasta con la quietud de tu mirada.

Elsa Lamberti - Tucumán - Argentina

POEMAS


Plenitud

La ciudad está floreciendo,
hay hierbas y granos en abundancia,
los árboles están llenos de frutos,
los océanos ofrecen sus riquezas,
el universo está feliz.


Ritmo en A

El aire
que besa la tierra
entrega una rosa encarnada
carente de artificio
nacida de la nada.
Resonancia inquieta
joya de elegidos
bálsamo universal
que renace
en maravillosa alegoría,
luz verde
en clamorosa primavera,
gran misterio
encerrado en un poema.


Atajo

Golpe de frío
amenaza
la buena cosecha,
por el orgullo
se realiza
una travesía con altibajos
en la loca carrera
de desandar lo andado.
Cruce peligroso
en el avance
efectivo del tiempo.
El sabio
con el viento en popa
encuentra
en las raíces mas profundas
el firmamento.

Origen

Por la bohemia
están tus ojos
cansados y tristes.
Tu orgullo
cual corcel
cabalga enardecido,
surges con animo
renovado
por las cartas que se queman.
Luces de esperanza
destellan.
¿Cuál es la distancia
en el calendario?
El tiempo
destruye el sueño
que se desmorona
y se pierde en el recuerdo.


Elegía a una piedra

Te encontré solitaria
en un rincón del camino
donde te recogieron mis manos
¡oh! pedrusco perenne
y te llevé conmigo.
Encontré un lugar en la casa
donde luminosa
adornabas un espacio del jardín
rodeada de jazmines y de rosas.
Se que no fuiste siempre piedra
tu historia es milenaria
juguetona de los duendes
que te siguen y te cuidan
siempre estarás presente en mi memoria
blanca y majestuosa.
En mi interior persigo tu ejemplo
de dureza
e inmolo en mi vida
implantado a cada instante
el derecho de vivir con entereza.
El sabio
con el viento en popa
encuentra
en las raíces mas profundas
el firmamento.


A mi primogénito (elegía)

Yo alimento la savia
del recuerdo
llevando tu imagen
fresca en la memoria.
Viajero ahora
del tiempo y del espacio,
eterna juventud
en su amplio vuelo.
Arrastras lo verdores de tus años
flores esparcidas en el suelo.
Clamo tu nombre
en las noches largas de vigilia
llenas de silencio.
Espero una respuesta a cada paso
en la voz interminable de mi pena,
canto triste y melancólico,
lamento inútil de un consuelo
que no alcanza
a mi alma desolada.
Esparce el viento
tu risa cantarina
que suena en mi oído
cuando rezo,
y tu recuerdo llega
a cada instante
envolviéndome toda,
en el momento
en que el Cristo
entrega
el pan y el vino
de su cuerpo.

Lucila Lastero - Salta - Argentina



CUENTO


Variantes de la normalidad



Mi mundo es confuso, cambia de estación, y no soy maestro del pensamiento
Federico Fellini
Quizá fue producto del estrés, no sé. Sólo sé que los sucesos extraños comenzaron con lo del espejo: descubrí que el reflejo que me devolvía esa maldita lámina de metal no era el mío, era el de otra persona. Si yo guiñaba el ojo izquierdo, la imagen me respondía guiñando el derecho y, si yo movía la mano derecha, el otro movía la izquierda. De aquel lado, había alguien, ¡alguien que me llevaba la contra! Luego llegó la época en que comencé a tener sueños anormales -más que sueños, pesadillas-, soñaba tener todo lo que deseaba y cuando estaba a punto de ser completamente feliz, me despertaba y la dicha se acababa. Era terriblemente angustiante. Pero voy a contarle lo más horrible: la inmiscusión de un fantasma en mi casa. El señor Oculto, como le llamé, era un algo que rondaba mi espacio, a cualquier hora del día, una energía, un delirio místico, no sé. Estaba siempre, en todo momento, pero sólo se presentía, no se dejaba ver.
Su misión era recordarme la soledad. Cada vez que estaba, me hacía saber que el dueño de casa era él. Yo estaba de más. Sin embargo, cuando él no estaba, me sumía en un estado de soledad tan inmenso, tan inmenso, que entonces deseaba que estuviera para poder percibir la presencia de alguien. Usted comprenderá, lo más terrible de la inmiscusión del señor Oculto no era que él estuviera sino que estuviera sin estar, ¿me entiende?. Con lo mucho que yo hubiera querido conversar con alguien.
Hasta que Carmen advirtió mi estado y recomendó que nos mudáramos. Ahora estamos en la nueva casa. Ella me sonríe, como siempre, desde la repisa. Mis sueños ya no me perturban, la imagen en el espejo volvió a ser mía y, lo mejor, ya no siento la presencia del señor Oculto deambulando entre las habitaciones de mi casa. Ahora viene una vez por semana y se sienta a charlar conmigo.

Santos Vergara - Orán - Salta - Argentina




CUENTO


MIEDO

Un niño ha quedado solo, sentado en el cordón de la vereda. Tiene los codos apoyados sobre sus rodillas y con las palmas de sus manos sostiene la desolación de su rostro. Junto a él llora un árbol de hojas livianas, y por el fondo crece la tristeza de un cerro en la intemperie. Hay una sensación de que todos se han ido ¿dónde?. El niño mira la calle larga y puede ver en la distancia a la multitud que se aleja llevando carros cargados de ropas y animales. Es inútil; su llanto ya no puede alcanzarlos.
Quisiera huir de este sueño pero sé que del otro lado de su dimensión está mi dolor verdadero. Quizás me despierte en la celda de un convento amarillo, con galerías llenas de sombras, y mire por esta misma ventana un cerro y un árbol que llora, y sepa entonces que he quedado definitivamente solo.



EL PUENTE

Bastó una palabra y toda la luz de tu paisaje se encendió dentro de mi sueño. Vi tus cerros de verdor incomparable trepando la amplitud del cielo, vi tus ríos de aguas transparentes y musicales invadiendo las piedras de la memoria, vi los rostros y las manos infantiles que dibujaban un adiós desde el patio de la vida, vi los abismos del vértigo en los bordes del camino por donde iba nuestra felicidad sonriendo entre los dos. Todo eso vi en un tiempo que luego fue un instante, y un olvido. Ahora no basta tu silencio para romper el puente que cada noche me lleva hasta el umbral de tu mundo, como un pecador arrepentido. No me basta el puente.

Rafael Gutiérrez - Salta - Argentina












CUENTO



ASEDIO EN LOS VALLES




La lluvia y el sol se sucedían en forma continua; sólo el tiempo que se daban para la alternancia indicaba cuando el invierno había dejado lugar al verano.
La sucesión de un par de días de lluvias torrenciales y dos de calor calcinante indicaban el verano, el seco invierno alternaba las precipitaciones de agua nieve con semanas de cálidas tardes y frías noches.
En ese sucederse de dos estaciones que nos paseaban de la escarcha a la canícula despiadada, cualquiera podía pensar que las piedras se deshacían en un desierto de arena, sin embargo, el valle era un vergel, pródigo en ríos, bosques y animales que se guarecían entre los árboles del asalto de la lluvia o del azote del sol.
Ahí, al abrigo de las montañas, esperábamos nosotros jugando a macabras escondidillas con nuestros perseguidores.
Ellos aseguraban que ya no existíamos, que sólo éramos un mal recuerdo de un pasado que a todos convenía olvidar. Sin embargo, año tras año, con una regularidad semejante a las de las aves en sus migraciones, emprendían campañas de rastreo y exterminio.
Al principio, cuando sucedieron las primeras matanzas, dijeron que nos habían acabado y para probarlo exhibieron nuestros cadáveres.
Luego, cuando volvimos a aparecer, muchos creyeron que los cadáveres insepultos resucitaron. Fue entonces que, para disipar esa creencia, comenzaron a descuartizar los cuerpos y a esparcir los pedazos.
Aún así, reaparecimos caminando entre valles y montañas. Entonces creyeron que nos regenerábamos de los miembros dispersos por los campos. Será tal vez por ello que desde la última campaña comenzaron a quemarnos en la plaza de los condenados.
Lo que no saben es que con las próxima lluvia renaceremos de las cenizas y de los huesos calcinados.


EL FUMADOR

Fumaba de un modo frenético y compulsivo, obviamente no podía controlarlo o, más bien, el cigarrillo ya lo tenía bajo su control.
Difícilmente se lo veía sin un cigarrillo en la mano o en la boca porque n podía permanecer sin uno durante más de diez minutos.
De noche se dormía mientras fumaba, lo que se notaba en las quemaduras que había en sábanas, colchones y almohadas. Esa típica circunferencia irregular de bordes entre marrón y amarillo eran la denuncia de los incipientes incendios, contenidos por vaya a saber qué esfuerzos.
Algunas veces su sueño se interrumpía y automáticamente tanteaba el paquete siempre al lado o debajo de la cama.
Si faltaba la brasita entre los dedos se lo veía temblar, los ojos se le ponían rojos y se mesaba los cabellos alternando una mano o la otra.
El índice y el mayor de cada mano estaban amarillos y sus dientes amarronados. Alguna vez tuvo bigote pero renunció a él porque la mancha amarilla a cada lado lo convertía en un apéndice payasesco más que en un rasgo de masculinidad.
Desde que se pusieron ordenanzas restrictivas a los fumadores cada vez fue aislándose y retrayéndose más.
No podía viajar en colectivo porque los choferes y los inspectores lo reprendían, ya sea que los pasajeros lo denunciaran o no.
Peor aún le sucedía en los aviones, por lo que renunció a todo viaje.
En los cafés, sólo los días agradables podía compartir algo en las mesas de la vereda.
En los cines discutió con los acomodadores hasta el extremo de que una vez interrumpieron la proyección y fue sacado de la sala por un policía.
Para visitar a alguien caminaba, pero estaba tan falto de aire que limitó su radio de recorrido a diez cuadras alrededor de su casa.
Por eso, casi siempre se lo veía solo, sentado en la plaza, donde su humo se disipaba sin ofender a nadie, o en su casa, encerrado, escuchando música y leyendo, en compañía de su brasita esclavizante.
Una vez le preguntamos si quería dejar. La respuesta fue precedida de un incómodo silencio en el que levantó la mirada vidriosa mientras la mano sostenía el cigarrillo que se consumía, hasta que un cilindro de cenizas informe se estrelló en el suelo y esbozó una mueca que trató de ser una sonrisa. Entonces dijo que no había elegido una forma de morir sino de vivir.


Daniel González Rebolledo - Paraná - Entre Ríos - Argentina

CUENTO

EL HALLEY

El rancho nadaba en un mar de patos blancos, grises, picazos y algunos negros. Se despiojaban a la luz postrera, aleteando ruidosamente, y ya secos, como disfrutando de un rito, de un gozo inacabable, volvían una y otra vez a romper en mil brillos la gema verde del tajamar y la pelusa de sus plumas ascendía por el aire tibio de la tarde.
Golpearon las manos contra el alambrado y dos perros hicieron un claro de ladridos seguidos por la vieja.
-¡Juííra… Juíííraa carajo! ¿Qué se lej ofrece?
-Un poco de agua, abuela, y descansar, caminamos desde la ruta porque veníamos de Paraná haciendo dedo, y como se nos venía la noche tratamos de encontrar una casa, somos estudiantes…
La vieja dejó que se acercaran conteniendo a los perros, el mar de patos, expectante, se había cerrado otra vez. Los estudiantes siguieron dando explicaciones de hacia dónde y cómo se llamaban, la vieja y los perros olfateaban, medían, hasta que los perros salieron súbitamente disparados campo afuera y los patos volvieron a sus plumas. Las de la cola, sobre todo, daban mucho trabajo, crraaauuaaaac, el serrucho del pico alisando las más largas. Gritos de alguna hembra desbordada por el asedio voraz de varios machos con sus penachos erizados. Crraaauuaaaac, el serrucho bajo las alas, las plumitas diminutas esponjando los reflejos violetas del paisaje.
Después un viejo banco, la noche entrando en la charla y el milagro, límpido, destacando primero su gran cabeza y después la miríada de su cola, el cometa se columpió ahí nomás, sobre el alero.
Los estudiantes se pusieron a explicar cifras, radios, longitudes. La vieja trató de agarrar un pato para la cena sin escuchar demasiado, con sus años era la segunda vez que veía al Halley, muy chica, había sido alzada por su padre para ver el prodigio enmarcado entre los sauces y ahora estos gurises diciendo cosas tan difíciles siendo que este pato no termina de quedarse quieto, carajo, y estas manos flojas de puro reuma, y las largas alas del pato levantando viento y plumas y otros patos alborotándose, y otros vuelos haciéndole volar la pollera, qué vergüenza, pero si lo suelto, y los pies sin el suelo desde donde los perros cambiaron ladridos por aullidos y la pelusa que asciende y la bandada siseando en el vuelo silencioso y la vieja toda plateada y el rancho encendido de azul, y los dos chicos sin cifras en su banco celeste, todos entrándose en la cola fantasmagórica del cometa.

David Goitía - Tucumán - Argentina

CUENTO

Maestro de títeres

Acaricio las cuentas de mi rosario. Pienso en la eternidad que me secunda. Comienzo a rezar un credo… Creo en Dios padre todo poderoso… un halo de sublimidad recorre todo mi ser… concebido por obra y gracia del Espíritu Santo…nació de Santa María virgen… imagino un millón de eternidades para mí solo…Creo en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica… ¿Creo?.. la vida perdurable, Amen. Reflexiono sobre Dios. Dudo. Vuelvo a masticar sobre la idea de dios. Me da bronca. Me indigno. Recojo el rosario sobre la palma de mi mano, aprieto el puño fuertemente y lo trituro entre mis dedos. Coloco el cordel de las cuentas sobre los dedos pulgar y meñique, y a modo de titiritero muevo balanceando por el aire la imagen de nuestro santo redentor, explicándole como si fuera un extraviado, que ahora soy yo el que maneja los hilos.


Síndrome de María Kodama

Es la pobre y sufrible incandescencia humana. Una mirada severa que no perdona, y siempre alcanza todo con un atisbo cómplice e indulgente. Tirana, centro de todos los centros, como un centro alado de vocablos. Es un holocausto de sí mismo. De mí mismo; a mis pies cuadrados de su presencia inertemente florida. Una hecatombe de mariposas. La intransigencia hecha carne, habitando entre nosotros. ¡Qué difícil debe de ser quien es!
No entiende del hambre que provoca el arte, pero sabe tipear, cocinar y otros hechos de la concupiscencia… espera la fama, los aplausos y las fotos, adhiriendo estúpidamente a las florituras lexicales.
Escupe mis vinos y rompe los silencios; esos que aturden junto al humo del cigarrillo, mientras se elevan los pensamientos a cualquier parte.
Salpica el horizonte con ocurrencias cotidianas y me hace levitar con todos los hules que encuentra en su camino. Me ahoga en un vaso de agua. Me ahoga…destruye los tapices, al igual que un Van Gogh; orina los retretes y se acuerda del Sena; opina de filosofía consultando un libro de cocina. Es un dos por cuatro al escabeche.
Es la peor de todas. El animal más sanguinario.
Es la mujer de un escritor.

Julio Carabelli - Argentina


CUENTO

La espera

Mi visita al médico no fue muy positiva o mejor nada positiva aumentando la confusión general en la cual nos debatimos todos y al decir todos incluyo a los conocidos o desconocidos ya que hay gente a la que uno saluda por cortesía o por costumbre siendo tan desconocidos como los otros y estoy eludiendo el tema que en realidad era contar mi tercera visita al médico que me miró poniendo ojos de limón hipocondríaco para decirme en voz muy baja lo que me dijo no habiendo allí otra persona a la cual confiarle esas palabras que me estaba diciendo a mí penosamente porque le costaba hablar a aquel buen hombre lo que no sucedía con su secretaria a quien debo confesar no le dije nada a pesar de observar con sus ojos de naranja expectante mi despreciable reacción ante una noticia que el mundo entero consideraría trascendente porque ella esperaba algo así como una cara compungida con lágrimas de colesterol o sin ellas pero compungida o mejor un vahído que me tumbara en el piso de frígida cerámica y pienso que he sido muy desconsiderado al no pensar en ella tan merecedora de un vahído o de unos temblores epilépticos en lugar del tan insípido e incoloro proceder con el que proseguí durante la entrevista o el tiempo necesario para poner mi nombre en la agenda ya que no se me escapó ni un suspiro y mucho menos un lamentable lamento que pudiera conformarla a ella o al médico tan amable que posiblemente quería consolarme hablando de lo mejor que uno puede llegar a estar en la otra vida con una excelente trasmigración en primera clase u otras sandeces que por suerte o timidez no dijo tal vez porque ellos nunca saben la explosiva reacción capaz de estallar ante un pensamiento filosófico profundo en un paciente que pacientemente se despide agradeciendo con cierta torpeza ya que uno da las gracias aunque las nuevas no hayan sido buenas por eso de las buenas costumbres y la mejor educación que un buen paciente debe demostrar aún ante noticias desagradables que eso es ser una persona educada incapaz de decirle a todos los que esperan que se va a demorar mucho o poco teniendo en cuenta que siempre me molestó como una espina hacer esperar al respetable público como irremediablemente deben esperar los amigos y los que un poco más impacientes se preguntarán para cuándo o dirán en un murmullo este tipo no tiene nada o nos está jodiendo sin saber que uno a los que quiere joder es a quienes te saludan con un abrazo de madreselva plástica preguntándose cuándo se va a morir este hijo de puta porque hay gente que no por no quererte desea que te mueras de una buena vez sino que les fastidia sobremanera estar pendientes de tu minúscula muerte con todas las muertes importantes que sólo por capricho se hacen esperar de lo que puedo dar fe ya que eso de estar pendiente de una muerte no sólo vulgar sino también ajena no deja de ser un verdadero cáncer.

Ramón Canalís - Haedo - Buenos Aires - Argentina












CUENTO





¡Pucha que es vivo el Moncho!
No ha cumplido los diez años y quién lo ve, tan avispado...
La última inundación, allá en el Chaco, le llevó a su padre el poquito de maíz, dos vaquitas, una chancha con su cría, los colchones y las ganas de seguir viviendo, de seguir sufriendo.
¡Se colgó el hombre!
De la rama de un lapacho negro.
Se colgó el hombre.
Sin tener qué comer, ni dónde dormir, se largó la China, con sus dos hijos, para Buenos Aires.
La esperaba un cuñado.
Aquí, en la villa.
En la Carlos Gardel .
¡Linda y hambreada la China !
Y con dos hijos: Moncho el mayor, y Claridad, de cuatro años.
Debió pagar cara la pieza en la casilla.
El cuñado se las cobró en especies.
¡Carne sabrosa la de la China!
¡Hembra cómo pocas!
¡Labios y muslos ardientes!
¡ Casi una diosa!
Pero... Se cansó el hombre.
La obligó a ir de puta a Liniers. Debajo del puente.
Si, ahí, dónde Rivadavia se hace provincia.
¡Mala época! No se acercan ni los perros.
O lo que es peor: algún borracho tirado.
Menos mal que el Moncho se las rebusca.
Vende diarios.
Empezó en Ciudadela. Frente a la estación.
No pasaba nada.
A parte, una mañana le afanaron cuatro pesos.
El patrón no le creyó y lo echó a la mierda.
Le vino bien al Moncho que lo despidieran.
En esa parada no se vendían ni doce diarios por día.
Y hay que estar a las seis de la mañana, cuando hace frío.
El pibe se fue para Ramos.
¡Tiene clase este Moncho!
Se lo conversó al diariero del quiosco de la estación y aquel le dio laburo.
Eran dos canillitas. El otro sobre Avenida de mayo, él sobre Rivadavia.
¡Que bronca que le daba! El otro pibe vendía casi el doble que él.
Lo empezó a junar.
Se dio cuenta.
¡Claro!, El pibe gritaba los titulares.
Él empezó a hacer lo mismo.
Primero lo emparejó, pero después se lo comió crudo.
¡Es rápido este Moncho!
Ahora su hermanita toma leche todos los días y hasta le compra un alfajor de cincuenta.
Eso sí, le costó un poco la cosa de los titulares.
Claro, él no sabe leer.
Por eso se levanta a las cinco y los escucha atentamente en la vieja radio portátil de la cocina.
Después.
¡Con la memoria que tiene!
No se olvida ni una coma, no se olvida.
¡Diarios, a los diarios, diarios!

Carlos Amaya - San Nicolás - Buenos Aires- Argentina

CUENTOS

Mare Nostrum

Un remolino de agua y espuma. Una lluvia azotadora, aplastante, que lo ahoga todo. Y la neblina densa, pegajosa. Dos promontorios imponentes presagian la tragedia del pequeño navío a la deriva. A la deriva de cualquier dirección adonde lo lleve la tempestad. La nave es un fantasma de siempre, navega sin rumbo, ni capitán, ni tripulantes. Con un palo mayor sin velamen, sin timón,… ni siquiera una bandera pirata. Sólo una cáscara escapando del cataclismo, anonimada en el tiempo. Hechizada por el embrujo de la soledad.
Cinco tentáculos que emergen desde las alturas, precipitan el caos, y lo empujan al hondo rumor del final.
-¡Carlitos, terminá de bañarte de una vez. Dejá de jugar con el barquito, que me salpicás el baño!



Pampa

Suri quería volar.
-Dejalo, no ves que es un soberbio. No le llevés el apunte.
-Sí, él siempre tuvo infulas de ser diferente.
-Já, Já. Volar. El muy tonto aún no se quiere convencer que para nosotros eso es imposible.
Y la bullanguera bandada irrumpía con sorna y desprecio, correteando alrededor suyo, abriendo sus alones, simulando tomar vuelo.
-Atención Torre de Control, aquí Rhea Americana solicita pista para despegar-, se escuchaba entre graznidos e ironías.
Pero el joven polluelo no se amilanaba ante las bromas de sus hermanos y primos, ya que a los pechazos y picotones defendía su honor. A más de uno echó corriendo lejos del nido.
Suri quería volar.
Volar rápido como las gaviotas, siguiendo la línea de la costa interminable, y planear sobre la espuma del mar. O volar lento pero majestuoso como el flamenco. O sostener el vuelo suspendido del colibrí entre las flores.
Suri quería volar.
Ansiaba la libertad de las alturas, y de las nubes iluminadas por el sol abierto.
Con el paso de los días su plumaje fue variando del gris sucio al blanco sublime. Y fue el origen de la admiración de sus semejantes. Las burlas dieron paso al silencio respetuoso y a la envidia callada.
Y comenzó la persecución.
Cuando el Pampa se estrelló en el estrecho de San Carlos, frente a los acantilados de la isla Soledad, alcanzado por un Sea Harrier pirata, Gustavo Charabón apretaba entre sus dedos una pluma blanca de ñandú.

viernes, julio 06, 2007

María Zulema Amadei - Rosario - Santa Fe - Argentina













CUENTO





Angelus

El ocaso. La tardecita. El anochecer. La caída del sol.El Ángelus.
Amanecer. La mañanita.El alba.
Media mañana. La hora del vermouth. Antes de comer a mediodía.
Media tarde. La hora de la leche.
Yo no quería. Pero sale todo bien, ahora estamos aquí.
Los ojos verdes, chispean , y va sacando una a una las prendas.....
Al llegar a los pies, masajea con calma sorprendente dedo por dedo.
“Es que son muchas horas y no me gusta estar sentada como una vaca, en el escritorio, como las otras...” . Es obvio que las vacas no le simpatizan.
Son tres turnos, breves espacios para comer o corregir. Su fama de “sargento” le hace acreedora a los grupos de burros consuetudinarios. Fama de correctora de asnos y revoltosos.
Los psicólogos no existen, a los psiquiatras van los locos.(Agua y/ o electricidad, pastillas para dormir. Pastillas no, bromuro...)
Pero estoy aquí, el lugar me gusta mucho, recorre con la vista la habitación pequeña repleta de libros y pinturas, radios, sillas desparejas, plantas...
El patio es lindo, con árboles añosos. Lástima que papá no pueda venir, ayudaría un montón, dice en voz baja.Ambas sabemos que no va a aparecer...
La brocha va y viene. “Si no queda bien, desinfecta..”. La brocha va y viene. Pared ávida, despareja. La pintura desaparece tragada por el viejo revoque.
Subo la escalera una y otra vez. Creo que no va a alcanzar con esto cuatro litros. Las arañas huyen despavoridas, el pincel arrastra sus telas finamente elaboradas.Pucha que son bonitas...
Se duerme en paz. Me atrae un deseo insospechado, violento. Sin hacer ruido me meto en la cama. Camisón de batista, rozo la puntilla, reconozco el olor, acaricio la carne suave,toco la cara, al fin sin los gruesos anteojos.
Al llegar a la boca, se curva.
Sonríe, laxa, laxa al fin. Recorro los brazos, llego a las manos suaves, pequeñitas, quietas por un instante. Se entregan al contacto, blandas...

Hay un movimiento.Abre el brazo izquierdo, me rodea.
Su pelo se mete en mi boca.
Todo oscuro, llueve , llueve, llueve...Puedo adivinar los charcos, el césped, las hormigas escondidas hasta que salga el sol....
Mientras me abraza, necesito ver a mi hija mayor, la rubia, ella, que me recuerda...
Fue imprescindible hacerlo porque mucha gente corría peligro.
Ya pasó, ya pasó, insiste, y estoy aquí....Te vas a Santa Fé, le digo.
Tal vez a Paraná. Antes te cuento algunas cosas....
Aparecen El Espinillo,El Quebracho, El Sauce. Anécdotas de los ocho hermanos, jocosas, terribles, sin solución....
El diálogo es interminable, delicioso. La piel suave y perfumada.
Sólo me despierto por la cara mojada. Hace tiempo que no me encontraba con mamá.
Relajada, contenta, lúcida. Esa, su piel transparente, los ojos verdes, el pelo lacio, orejas pequeñas y blandas, voz suave.
Y sus manos, sus manos alrededor de mis hombros....Descanso para mi alma.
Responsable de la imagen...¿tan fuerte será para los míos?
Corro hacia mi otra niña, me urge preguntarle.
La primera noche que dormí sola, en medio de la tormenta, mamá vino a visitar el Sauce, el mío, el verde....
Con la cara mojada, contentísima porque nuestros encuentros cada vez se espacian más.Temo, a veces, que desaparezcan...
Contenta de contarlo, porque a veces, como todo el mundo, no me acuerdo de los sueños.

miércoles, mayo 23, 2007

Miguel Juan Culaciati - Rosario - Santa Fe -Argentina











POEMAS








Nirvana



con la primera luz del día
el sol de dios ha estaqueado el tiempo

pueden amarse las horas al fin
cuando los destinos huelgan

y las melodías crecen
como praderas ojos dentro -



Tersura del sueño


todo desliza en la lisura
de la irrestricta calma que supimos conseguir

resbala
en la distención
de gestos
y manos

la ansiedad
es un animal pastando en los campos del sueño

andan los días
en su busca -



Soleados

I

la protección ambarina del Sol
abre sus alas

sube
por los murmullos de la siesta

bendice
la delgadez del aire _



II

sobre el disco amarillo del Sol
picotea un pájaro
desentendido
de la prepotencia de los hombres
desentendido
del tiempo
y de sí mismo _


Arcano


para encontrar
alguna forma
cabida
algún techo
cobijo y Dios

inventamos las palabras
nos miramos con asombro las huellas

buscando el orígen
de los pasos
el código
la pista

en la conciencia del
arcano
parentesco _



De Contracorriente (2000)
Contracorriente


en ojos líquidos

la pulsión

en los poros

un sentir desvestido y expuesto

contracorriente

nada nuestra entrega

para que el mismo territorio

que amanece miedo

nos aloje cuando anochezca -



La poesía I


donde y cuando el sistema

auspicia

todo tipo de desencuentros

todo tipo de desvaríos

desamores

y desvínculos

aparece la poesía

uniendo

lo destejido --


Estero

esta mañana

el aire amaneció

preñado de augurios


hay un pasillo de quietud

donde flotamos

sin referencia

ni soporte


el derramar violáceo de las aguas

dicta ahora

el itinerario

de las sombras --








Macarena

sólo de tu boca

la anunciación

de esa palabra

el exacto sonido

que espeja



la lejanía de Dios

Tierra Prometida (2003)

Alicia Grinbank - Buenos Aires - Argentina






POEMAS








A veces hablo sola.
Mis palabras –babas del pensar-
suenan en el cuarto.
Pobres hilos de medusa
sin mar y sin veneno.



Parfois je parle toute soule.
Mes mots –baves de la pensée-
resonnent dans la chambre.
De pauvres filements de meduse
sans mer et sans venin.



TUCUMÁN

Hay un hombre en harapos
hollando el basural:
tal vez sea una oscuridad celeste sin retorno.

Y hay un muchacho de domingo
que come con vergüenza
en la fonda cercana del ingenio.
Su hijita rosa bebe de la madre
y él mira no mira
sumidos sus ojos remoja el pan
-la boca abultada-.
Hará otra hijita rosa
en la feroz ansia de la noche
y olerá siempre el mismo guiso.


Nunca leyó ni leerá un libro
Nunca vio el mar.





Ha criado un cuervo
en cada hombre que amó.
Les dio su propio límite
años que dejó pasar con total inocencia.
Se mudó a sus tierras
les juró eternidad.
Dejó abandonada su casa.



Hoy los días terminan a las 8 y media.
Calienta el pollo
se sirve el vino
y come la ración del silencio.
No hay nadie allí
a lo sumo un perro ladra lejos
y el verano acecha desde una enredadera.
Vienen los recuerdos solamente
aletean en círculo
negros saciados.




El calor de esta edad
no es arrebol ni tibio gato
no es el refugio de tus brazos
allá en la madera eterna
n i plumón de niño
ni leche que mana.
El calor de esta edad
- inefable número del tiempo –
asalta en la nuca y el escote
carcome tersura
engorda su fuego en mi caldero
y ciñe.

Feroz boa de invierno.




Para el primo Esteban


Se lo llevó el celeste envión
de sus ojos peligrosos.
En una curva del lago
fundió el horror de majestuosa calma.

Sembrados
quedamos
de astillas para siempre.




MADRE

A veces te nombramos:
alguno te soñó
otro creyó verte en la calle.
Eres jun co en el recuerdo.
Amarilla línea inútil.

Que no vas a volver es tan cierto.
Y nombrarte no te trae.

Marta Braier - Tucumán - Argentina








POEMAS




Puertas Adentro

Ella revuelve el caldo en la cocina
con la mirada perdida en los trece años:
el abuelo sacaba la perezosa
y qué bien calentaba el solcito
en la vereda

Pero hoy Diana no ha salido a cazar,
la incomparable
Todo es penumbra, ¿oís?
y junto al fuego, adentro, resistimos

Sueña y reclama la piel
entre chispas de discordia
Hoy Diana no ha salido a cazar

Demora el caldo en la cocina:
es que nada se cuece en este invierno.


Nocturno Hindú

"...¿oyes?.
Alguien llora por la maldad del mundo
Antonio Tabuchi


Alguien llora
mientras escribo este poema
No es el rumor del agua
ni el viento entre las hojas

una rama en el río a la deriva

y el poema pregunta y pregunta
la dulce lámpara encendida
pero sé de la luz que se apaga

Alguien llora
y nada deja de suceder

una rama en el río a la deriva


( De "Ésta es la tierra, corazón" Último Reino, 2005)

Pablo Dumit - Buenos Aires - Argentina


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POEMAS
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..
era

todo era de un color neutral
/la noche /el agua /el beso
todo era de un sonido lento
/el jueves /el despertar /las manos
todo o casi todo era de un rubor ajeno
las compañías / los viajes /el soplo con que una mujer
dice /soy /viajo /nombro
/todo obedecía a ritos de olvidados
/a conjeturas de ciegos /a gestas casuales con equivocados y dispuestos
/oscurecía en mi nombre
como en una ciudad sitiada por los pájaros
estaba solo en medio de una tarde
gustando de ver lloviznar
como llorito de un animal de la niebla...
/todo era /el sueño de un penitente
el pasado de un verdor /el misterio de unos ojos...
/en uno de esos cuadros se ve partir hacia la nada
mi última pregunta
/están tus mejillas allí... con luna de candela
y señal /otra señal
de que los tiempos son para sí /puertos de luz/
/tu presencia no detiene el paso de las horas
pero cambia mi mundo
como un beso /la velocidad de la sangre
como una mano /el latido de la otra...
como un dulce miedo de quererte /cambia
el azul de la palabra ayer
por el rojo de la palabra todavía...

milonguita

ahora que soy
la casa en la que vive tu corazón
y el mío es
un horizonte con fondo de ternura
ahora que se abre el día para que la memoria
eche al sol sus comezones
/sus pudores
ahora que todo está en orden y desorden
bajo este mundo claro
donde habita tu dolor
que todo se mueve en forma pendular
sobre la historia
en que vivimos
/el cuento en que somos
un par de vagabundos
mirando correr la luz
detrás del sueño /…y el sueño
ahora
quiero bailar con la niña de ojos de tango y piernas de ilusión.
es lo único que falta en esta milonga de vivir/


Barco

mi barco soñó con locura
un puerto
donde tus manos hicieran /alumbraciones
ruido / tempestades /señas de un amor
con que los mares pudieran descender a sus adentros
/besarse con los peces
/los marinos enterrados
/las sangres servidas de las guerras
/los infinitos calculados /desde las playas
por amantes y miopes
/mi barco soñó profundamente
soñó con el fondo de tu corazón
como si fuera el mar que lo tragara
con el fondo de tus ojos
como si fueran de mar.
/pero uno no siempre puede lo que su barco sueña
recorro los bordes de los charcos /con un sueño
buscando tu rostro /con el sueño de mi barco
haciendo horizontes en medio de las aguas
lluvias enteras que rozan mi ciudad
uno no siempre está donde su barco quiere...
uno se muere /donde su barco deja de soñar...
3 poemas de “tu cuerpo echa una sombra que cura la mirada” (2005)
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esquina con florista (paisaje)

los que van de compras
/los que van a trabajar
/los que van de amor...
los que vuelven de comprar
con bolsas llenas
los que vuelven de trabajar /con el pecho dolorido
...nadie vuelve del amor/
hay una ciudad perdida en tus ojos
para que nadie vuelva del amor/
hay un amor en la ciudad /que todos encontraron...
y nadie sabe qué decir de tus dos manos
/de tu olor de olor...
la florista nos mira con un ramo en la voz
/ofrece rosas del amor conocido
/lilas de tu palabra
con música de bach/
los que van de compras... pasan
/los que van a trabajar... pasan
/los que van de amor... pasan/
ante el primer descuido
/aquel que se detiene
compra flores
para el amor de su casa
/flores con silencio
/semillitas de olvido
por si un día le faltaras...
muchos aprendimos
/que comprar flores
es un ejercicio doméstico
/que el gran amor
es una muchacha con tu pelo
/verdadera y de todos
y lo que espera en el hogar
/es una soledad tan espantosa...
la radio... y un florero
con el agua sin cambiar/


s/t

estos días
son oscuras pisadas de dios/
el otoño /vela sus armas en mi cuerpo/
cómo haría un dulce prisionero de tus ojos
para cruzar el frío sin matar a dios/
cómo hago
para secar la soledad
con tu pañuelo/
hay que matar a dios
/dicen los pájaros de tu silencio /atados a mis pies/
así cruzaremos la ciudad...
tu nombre y tu corazón
viven del otro lado...
cómo hace /un fiero guerrillero de la luz
para matar a dios
sin conocer tus pechos/
cómo hago para esconder los restos del verano
a esta hora /en que el país
es un misterio de tu cuerpo
y yo no soy
un héroe o un patriota
sino
un beso en el aire
/en el agua /en el vidrio
o un corazón mutilado
con olvido
y sin bufanda/

pistas

el cenicero
/un espejismo
con tus últimos labios
/con tu ardor /rojizo
dejado en las colillas
/barco apretado por un tibio mar de humo/
la casa
/un hueco en el invierno
/donde no buscás corazón o abrigo
para seguir viviendo.
lo hacés muy bien /sin mí
y lejos de este cuadro
...y eso que siempre
se vuelve al lugar del crimen/
aquí
mataste cosas
que yo no conocía
/criaturas que advertí
cuando comenzaron a heder...
/ejemplo
/la felicidad
/días después
huele
a camisón usadoo a sábanas de un mes/
de “el sol sobre las cosas perdidas” (2003)