viernes, noviembre 24, 2006

Sergio Rigazio - Junín, Bs. As. - Argentina










POEMAS







harvest moon
(oda en suspensión)

“But now it's gettin' late

And the moon is climbin' high
I want to celebrate
See it shinin' in your eye”
Harvest Moon, Neil Young


¿cuántas lunas llenas de gracia de monedas de almíbar de sustancias tóxicas de nácar de fondant de escupitajos de hielo y tachuelas de mercurio
y limonada de espejos?

¿cuántas lunas marcadas por líneas de carreteras y rieles y desiertos de arena
y harina de huesos lentejuelas piedras preciosas lágrimas
y leches elementales?

¿cuántas lunas cargadas de mal de los rastrojos de mar de fondo de ojos
de pájaros de mal agüero abiertos hasta lo imposible?


¿cuántas suplicantes miradas de perros de luna abandonados bellos
parias mirando hacia arriba en la noche helada con ojos de pánico
andenes de policía secreta espiando la boca de los subtes
y fantasmas con hambre?

¿cuántas observaciones astronómicas y de astronautas en celo y shamanes
y amantes de pupilas y babas milimétricas y chicas y chicos pálidos manteniendo conversaciones de marihuana en las esquinas?

¿cuántas veces rodando como un rolling stone por Callao y más allá la desolación
a punto de alcanzar una perfecta e inmaculada redondez de hedionda eternidad
para beneplácito de gondoleros y orgasmo de suicidas?

¿cuánta sal del dolor del universo y la caspa inmemorial del tiempo como plaga
de luciérnagas feroces de partículas yendo al encuentro de la oscuridad
del kharma y otras artes menores?

¿cuánta luz de signos y sortilegios danzando en el aire al compás de los mares
suspendida?



(de "The Buick Project y otras canciones de viaje")


Oración a Neal Cassady


protégenos San Neal de la muerte
y espanta la muerte del camino
con polvo de tus huesos de risa
apuntando hacia el oeste ilumina
las señales
las ventanitas temblorosas
lo que vemos languidecer
a un costado de las rutas

refuerza las sandalias del pecador
y de los hombres sin fe
refuerza los frenos de los malos conductores
y los elásticos de las camas en las pensiones baratas

protégenos de las falsas alarmas
del cielo
de los distraídos
y de la luz mala de los patrulleros

sálvanos del tiempo que se pierde
de los que perdieron los códigos de las carreteras
y de los filibusteros
y las cabinas de peaje

cobija nuestras almas bajo la inmensidad
de las nebulosas

pasando a través de la noche
con ojos sacramentales
rumbo a lugares tan extraños como
Capilla del Monte
Bragado
o Membrillares

cobija los corazones de nuestros amores perdidos
y de los dulces enamoramientos imposibles
y cántales las canciones de Chet Baker
para que no sufran

déjalos pasar
déjalos volver

y que no cuenten los kilómetros
ni vean fantasmas en el espejo retrovisor
protégenos San Neal de la muerte
y espanta la muerte del camino


(de "The Buick Project y otras canciones de viaje")


el hijo maldito de Billy Bond

tenía tres varones
tres promesas

uno seguidito del otro
machito decían las parteras

sin prisa ni pausa
tres monstruos le crecían
bajo los sobacos

un día del niño compró tres mazas
en una ferretería
y se las dio envueltas para regalo
al final de los ravioles

rompan todo
les dijo


lamento pampeano

ah chata chotez de pampa
que te vuelvo a ver ondulando imprecisa
hasta el horizonte aburrido de tus ínfulas
de mar al revés
amarronados se vuelven los pibes
que te miran desde los ómnibus
espantados por la lejanía
de tu enorme más allá
efecto que de no mediar
lunáticas desviaciones
mutará tarde o temprano
en una sencilla chota chata
indiferencia a todo lo que los rodea



jack flash

ahora que he aprendido a volverme mudo
pero saltarín como un hornero
las copas de algunos árboles me advierten
cuando estás despierta
si fue una noche dura o bebiste mucho
y tus pies descalzos se deben sentir
hasta en la China



noches de twist y fainá

en algún momento de la historia argentina
se llegó a creer
injustificadamente
que el twist alegraba los corazones

en medio de un twist fervoroso
perdí a mi primera novia
y no bailé más

incrédulo aún del grado de crueldad
anidada en toda mujer
me contentaba en observar de lejos
sus rodillas brillando a la luz de la TV

fue una de esas noches de twist
y fainá

la tía Pochi
–que vivía en el campo
y por eso el Club del Clan
la excitaba hasta lo indecible–
le vaticinó a mi madre
que yo sería un hombre triste

Alicia de Miranda - Tucumán - Argentina













PONENCIA




































Norma Checa - Tucumán - Argentina










POEMAS







Crecer


Atardeceres dorados que refugian
juveniles ansias inconfesas
el amor prisionero en la caverna
de un corazón que despereza.

Se aceleran los pulsos
que el reloj de la vida multiplica
apurando la fuerza del instinto.

Turbulencia de hormonas que despiertan
y apresuran vitales apetitos,
cuerpo y alma que germinan
con equilibrio de paloma y brisa
es la alquimia fecunda de la vida.


Exhortación

Si te llama el amor
cree nuevamente;
aunque tenga una espada
oculta entre sus alas,
audaz comienzo de la paz o la guerra.
Futuro abierto de un pasado
que te dejó desierto
y te lleno de frío,
¡Anímale! y deja los frutos dormidos,
de los silencios.
Vuelve a ser fuego
como el leño
que extinguiéndose ilumina.
Bebe la vida
y las ánforas del amor
no serán urnas para siempre.


Liberación

El mapa de mi cuerpo
tiene muros de cansancio;
por impedirse el dolor
agazapado en los secretos;
que yacen en mi garganta.
Mis cansadas cuerdas
no tienen arpegios.
Derrivé muros de prudencia
para pasear por los jardines prohibidos;
bajo por el azul plateado de la luna,
quiero invadir los jardines del asombro
Dejando escombros de recuerdos,
carceleros de aventuras.


Máscara

Merodeo el absurdo
de la razón perversa
quiero sumergirme en emociones.
Me distiendo sin penas;
acaricio los jardines perdidos
y el verde ilusionado de la almohada.
No se si aún está mi tiempo
guardado en la alacena.
Mis rosas llegan sin preguntas;
con la traición de sus espinas.
Me he subido al escenario del destierro;
para escapar de incertidumbres
que nacen de verdades desnudas.
La mascara que hoy llevo
cierra los círculos entre risas y lágrimas
Ahora estoy en escena.


Metamorfosis

El torbellino se ha detenido
el viento no agita tu cabello
hay una mudanza silenciosa
de tu existencia y de tu cuerpo.

Nublaron las ansias juveniles
y el beso ahora conciente es verdadero
aunque giman tus noches desoladas
acaricias el encanto de lo quieto.

El río tumultuoso de tu vida
te lleva a sus márgenes exhausto
mas las entrañas de su cauce
incentiva el impulso de saciarla.

Atesoras el derecho de ser libre
tu humanidad profana se desgaja.
purificas el alma de sus huellas
deletreando la vida que se escapa.


Morir en otoño

La noche lujuriosa de la muerte
me aparta de mis huesos casi huecos
que caminaron la alfombra
Verde de los tiempos.
desde lejos mi árbol me despide
cuando cae la sombra
sobre el alma y la tarde
la nada de mi ser solloza
sobre la alfombra de oro
que yace desnuda en mi camino.
Rezando la oración del Padre Nuestro
perdona de su deuda a mis deudores
y yo pido perdón por mis errores
mientras la alfombra de hojas secas
ya no marca mis pasos
porque la levedad del ser me pertenece
y la que espero y yo
no hacemos sombra.

Mónica Mera - Tucumán - Argentina







POEMAS




PARA MIS HIJAS


Cuántas tardes de colores
pintando refugios
solo nuestros,
las cajas donde nos metíamos
para escondernos
ya no están,
desarmamos el rompecabezas
del silencio cómplice.
La hamaca que cobijó
el secreto del chupete
se oxida en el jardín.
Tiramos los pedazos de juguetes
en el tiempo.
Crecieron,
pero tantas cosas
quedan acá en este recuerdo
las danzas
los crayones
los chistes,
las comidas enchastres de a tres
en la cocina
y siempre
ese sabor a risa con galletas,
la firme protesta del baño
y el placer del agua en la pileta.
Son dos
distintas a rabiar
y tan idénticas en el beso
imperdible
del silencio,
en el llanto que apichono
y que abrazo
con el honor de calmar
con las palabras y el aliento.
Son dos
pares como los brazos
así de simétricas
dos, así de mías, de únicas
y necesarias.
Como el aire.



EL OLOR DE LA DISTANCIA

Para conquistarme
dejaste caer las palabras
elegiste el beso
el olor
y la distancia.
Para enamorarme
trajiste caricias nuevas
y secaste mis lágrimas.
Para retenerme.
Para enloquecerme
desgranaste
desnudaste
mis costados y mi alma.
Para amarme
elegiste los silencios
y la distancia.
El olor de las lágrimas
el perfume de la distancia
la piel florece y calla.
La distancia-el olor-el perfume
todo calla
en la mañana.
Estoy con tus huellas
y sin vos,
con vos
y sin tus huellas.
Solo estoy y solo callo.


LA PALABRA

Untarme las palabras
desde el alma
descalzar el universo
arrancarme la piel
de lo mundano
y vestirme del corchete azul
de una palabra.
Amarte
como el propósito más simple.
Ungir la cabeza
en las palabras
de tus suspiros.
Una mañana
en la que no estás
y el corazón te encuentra
pintando los fantasmas de la ausencia.
Y tus manos aparecen
en la espuma de un café
cuando te nombro.
Sé que conociste esa palabra
sé que tu espera me espera
y me ilumina.
Por pedazos
por trozos que voy dejándote,
armas mi cuerpo sobre el tuyo,
incompleto rompecabezas
(de palabras)
para siempre.



PAIS

Tengo triste
la palabra
País.
Tengo ojeras en el alma
desvelo de verdes
geografías

desoladas.
Tengo triste
la palabra
País.
Por las manos
por los muertos
por el pan y por la leche
te recorro preguntando
y este duelo
que me duele y que me llora
que escasea la esperanza
y que golpea la rabia
del desarraigo de mis hermanos,
Tengo triste la palabra
País
Solo mis manos te ofrezco
y este poema descalzo.

Alfia Arredondo Orozco - San Juan - Argentina









POEMAS



Rostro de Ayer


Vuelvo a esta calle
a recuperar
coneja sin galera,
mirada encontrando
límite del sol,
tierra que moldeó mis rodillas.

Vuelvo a esta calle
con humedad de piedras
a recuperar
el sueño de un caballo
paz de tortuga,
una acequia como mar...
que hoy el tiempo
casi ha desdibujado.
Vuelvo...
esencia me susurran álamos,
ventana de madera, abriéndose de rostros,
un patio que gatea en risa inocente.

Tanto pasado me abraza herida
calma espasmos
y acurruca un presente
olvido de niñez.



Uno se acostumbra
al límite del papel,
dónde empezar y dónde termina,
hasta que un día...
después del papel
siguió escribiendo
sobre el mantel donde desayunó,
en la pata de la mesa,
en el piso de todos los días
lleno de huellas,
y un poquito se fue
para el propio dedo gordo,
salió a la calle
y pudo dejar palabras cerca del sol
atrapar otras y pegarlas en un árbol,
siguió escribiendo...
en una mejilla que pasaba en bicicleta
en los ojos profundos de un perro
en un par de alas, cargadas de silencio
y así...

entendió la poesía.


Memoria

No sé por qué este empeño
necedad
de pararse en viejas esquinas
mismas esquinas...
y suicidarse
con sentimiento de fantasma.



Ellos, llevan palabras
como adornos de sus pasos
pero no son pasos
ni huella profunda en el barro
ni dolor que traspasa la tierra.
Ellos, llevan palabras
como la vida
pero no es vida
que se rompe, se deshace
en cada venta.
Ellos, llevan palabras
como credos
de señoras escupiendo rosarios
de vidas ajenas
y pedazos de diablo.
Ellos, llevan palabras
como verdad
pero es ficción de tinta
nmuerta de venas secas,
es mano que nunca salió de esa hoja,
silencio acomodándose en el juego.
Ellos, llevan palabras
pero no son "palabras"
es un payaso triste

que cambió su poesía

por el mejor sombrero.





Padre en cuerpo ausente

Qué tocaban tus pies,
mientras yo
por asfalto desconocido
iba pasos ansiosos
piernas cruzando destino.
Dónde tu alma infinito,
mientras yo
en ascensor rascacielo
volaba ilusiones
y lágrima era preámbulo
todavía inexplicable.
Entre quiénes tus manos,
desplegando libertad,
cuando las mías golpeaban
puerta cerrada,
golpeaban
hasta la caída
hasta horadar el silencio
hasta eco sordo agrietando huesos,
golpeaban sin atravesarte
golpeaban cara de la muerte,
conociendo la palabra ausencia
que aún no se ha escrito.
Dónde estabas
esa tarde,
qué calle te tragó
en inmensa ciudad sin pájaros,
dónde...
mientras yo
repartía soles con la risa
y aún, mariposas de pestañas,
mientras iba
buscándome a toda costa,
cruzando años.
Dónde estabas
cuando volvía
toda noche,
llena de agujeros negros
y mariposas muertas
que no supe cómo enterrar;
una puerta cerrada
selló mi boca
y tu abrazo fue un ascensor
descolgándose al vacío.





Prefiero
a veces
el paisaje de mi memoria,
calles sin sombra
un aire urbano de olas revueltas
una sola plaza
y casi una sola
mi escuela,
un lugar sin rostros desconocidos
hay en mi memoria.
Prefiero
a veces
dejarlo así
no vaya a ser que vuelva y
las nieves sean agua sucia
mi aire pura humareda,
me encuentre con calles impostoras
y con caras pasando de largo ;
no vaya a ser
que el mar ya no me regale caracoles,
los de entonces olviden abrazos
la risa se haya formalizado
y hasta las esquinas cambien de nombre.
Prefiero
a veces
el paisaje de mi memoria,
no vaya a ser que vuelva y
muera en un cementerio desconocido.

Ricardo Luis Trombino - San Juan - Argentina










POEMAS

CANTO RODADO


Es cuestión de las acequias, en tiempo ayer las palomas,
el sueño en la montaña nueva y los pies cansados
de empujar arriba el peso de una aventura a lo alto.
Me dijeron una vez vale la pena, sí,
la mecida tonada de un recuerdo en la modorra de los álamos,
cuando la torcaza sobrevuela por los nombres quietos de la siesta.
Empujé travesías a desgano de piedras
con un fulgor zonda calcinando entusiasmos.
Busqué en sombra de algarrobo la respuesta del desierto,
agua como vena por debajo de la tierra.
Tiré piedras en el río del verano, espejé en su caudal mi poesía;
me llevó rodando a los sueños de la nieve,
me trajo cordillera en cristalinas gotas
y descubrí en su arena mi destino.
Hoy, poeta deletreando los cerros,
acunando en el valle comisura de olvidos,
abrazo una guitarra de árbol recuerdo
y canto un poema, me reúno con los álamos,
me refresco la historia en las acequias;
viene en remolino el ayer, días infancia de los pájaros
que enjauló el pavimento de otra costumbre,
una traición por la espalda del sueño.
... Y este grito que se hace verso rasgando vientos de la tarde,
palabra que me salva y me nombra para crear de nuevo
el horizonte postergado.
Y me invento otra calle para despertarme,
quiero saludar a los pájaros en la incertidumbre del lucero
para que me nombren los días futuros
y se meza entre los álamos mi renovado canto,
poema despojado, desnudo,
la voz creadora de mis ojos en la urdimbre del río distante,
en la cumbre del agua gestando racimos.
Ando entonces, desde entonces, como canto rodado
pariéndome otra vida
mientras ruedo por el tiempo de los sueños
en despojo y apropiación del mundo,
hilo de sol en mis aristas,
dorada huella en la veta de las búsquedas.
Tengo el nombre de la sed bautizándome los años
y el lagar de estos poemas para beberme otra vida.

De "Poemas de necesidad y urgencia" (2005)


CARICIA DE VIENTO ENTRE LOS ÁLAMOS


Si hubieras sabido alguna vez, Valentina,
de esta poesía persiguiéndote en la siesta...
de este susurro de palabras por la tarde
y mi lejanía de noches sin pasado,
mi aturdida memoria con tu nombre...
mi sequía en las manos
persiguiendo la lluvia de tus ojos,
migraciones de abrazo hasta tu valle...
si hubieras sabido...
Te he visto partir atravesando plazas y dolores,
ir hacia el sur con tu risa
atravesando la ciudad con tu nostalgia de sauce,
con la sombra de tu pelo en el calor del cansancio
y dejando en el viento presagios y besos.
Un día lo sabrás, Valentina,
cuando la tardanza de estos versos
te visite en la distancia donde ya no estoy,
eco agónico de un desierto que te nombra,
que mira hacia tu cumbre con el sol a cuestas.
Es posible que lo sepas
y venga tu arrullo entre los años
y me esperes una noche tras las sombras
y me sigas callada
en la geografía de estas calles
por las que te fuiste tiempo atrás,
calendarios de agonía en mis manos extendidas
en esta ciudad con aluvión de ausencia,
tránsito repetido de cemento estéril.
Es posible que venga tu arrullo entre los años
como un dique conteniendo mi nostalgia,
besándome en la frente el desamparo.
Valentina, mujer de ojos suaves,
como caricia de viento entre los álamos,
silueta de valle suspendida en el ocaso,
belleza furtiva convirtiéndose en estrella,
amor abrazado en días sucesivos de la espera,
poesía que se escapa de mi boca
como el río que atraviesa piedras,
cascadas de sequía y sed de Zonda.
Es posible que sepas todo esto
y aguardes en la cumbre de tu abrazo
una nueva primavera, otro verano,
la estación de tu exacta llegada
para desatarme estos versos
y liberarme de tu nombre hecho poesía.


De "La pertenencia de los pájaros" (2006)


ESPERA

La espesura de la noche
se disuelve en el asombro de distancias.
Cada cual, de nosotros,
busca la piedad o el castigo
en la memoria breve
que atraviesa de insomnio
las agujas del reloj.
Cabe poco tiempo en el desamparo
cuando todos pasan y nadie mira.
La nevada soledad araña fotos
de cuerpos ayer que ya no hay.
No tocan la puerta
del otro lado de la estrella.
De cuerpo ausente se nutre el desgarro.
Indulgente se cierra un libro,
y los párpados, y llega un sueño
que aletarga una tregua
donde los nombres se han hecho polvo,
remoto pasado, adiós,
canto sin garganta.
Un remolino de hojas susurra en la puerta.
El viento concurre a la ceremonia
de tanto estrépito callado.
Alguien mueve una llave detrás del bostezo,
empuja la densidad del recuerdo
y en un instante
nos atraviesa el pecho
con la sorpresa de una boca
que nos besa otra vez el asombro.
Entonces, la noche,
es un pájaro liviano
que amanece.

De "Territorios de fin de siglo" (2000)


PERSISTENCIA LEJANA
En un mueble
se duerme con perfume a cedro
un poema callado,
nunca dicho en rueda de amigos.
Es nada más que un apretado abrazo
en madera de silencio.
Si una mano deslizara
el frágil resguardo de ese tesoro
podría tal vez
desempolvar palabras
por las que un día he muerto
secándome la boca,
y una herida por la tinta de los ojos
erguiría de nuevo
esta sombra que deambulo por las calles.
Los vientos del invierno
han posado en ese mueble
todo el polvo de sus furias
y una lámpara vieja
se ha poblado de fantasmas
que le rozan las aristas
y se caen por calendarios de lluvia.
Estoy atesorado en un cajón,
en una hoja.
Soy
la húmeda sombra de un plagio
que camina su recuerdo.
Sólo me repito en una tarde
por la que un día partí
hacia el nombre total del olvido.

De "Poemas" (2006)


PRESAGIO


Un niño ríe
por el agua de tus ojos,
salta mañanas de un verano
y brinca por un tiempo
que aún no llega.

Un niño corre
por la piel de mi cansancio,
me llama en tu piel
y atraviesa un día
que aún no llega.
Acaricio tu vientre
y los sueños
se me pueblan de bullicios.

De "La pertenencia de los pájaros" (2006)


OPCIÓN


Se creyó la vida,
esa de cuadros que pintaban otros,
una acuarela asegurada por muchos,
certeras pinceladas de costumbres.
Pero un día
lluvias intrusas cayeron en los cuadros
y transformaron todo
en tinta para versos.
Le dolió en sí mismo
tanto color que no le contaron.
Entendió que debía elegir,
decidió hacerlo:
En el banco de una plaza sola,
con algunos gorriones curiosos
y un viento suave de tarde distinta...
tomó sus armas
y se mató de poesía.

De "El azar de las palabras" (1993)

Etherline Mikëska - Neuquén - Argentina











POEMAS






Vaiven


Las ramas se mueven
Al compás del viento.
Las hojas se desprenden
Al compás del viento.
Se despetala la flor
Al compás del viento.
La lágrima se desliza
Al compás del viento.
La imaginación vuela
Al compás del viento
Las sábanas se anudan
Al compás
de nuestros cuerpos.


Respuesta

¿Cuánto es, del vaso
A la palabra?
El tiempo transcurriendo
A puñetazos
Entre el labio
Y la espera lunar,
El abrojo y el grillo?
¿Qué, adeudan al viento
El chasquido sordo
De unos dedos tristes?
¿y el ojo y la bruma,
el desierto, la llanura
para el asombro?
Entonces;
Despupilados,
Asombrados...
Andamos.


El espejo

Toda ella es la luz
Y el agua que se bebe,
Los bordes y el extremo.
El delirio
De la ciega verdad
Plasmada, constelada
Deshecha.
No queda nada
Y es todo.
El aura, incienso.
El latido, el centro,
renueva sus fulgores
sus reflejos abismantes.
La luna es poca piel
cuando abrevan sus labios.
Toda ella es la luz,
el cáliz escondido
de otro tiempo.


Astros

Sólo la luna
Cierra, los ojos al sol.
Sólo el sol
Piadoso, duerme las pupilas
Cansadas de la luna;
Luego, ambos
Suben por la boca,
A la frescura y la omisión
de las palabras
y se vuelcan
en vertientes de volcán
con sus fuegos
sus lobos y cenizas.


Causalidad

Esa costumbre
De dejar a Dios, golpeando puertas;
De no abrir el oído
El corazón, la conciencia.
De dejar que el manto limpie
Lágrimas vírgenes, sin una flor.
Esa costumbre de permitir
La oscuridad
De no encender la alegría
De no arrimar unos leños
Para prender la esperanza
En la hoguera del alma.
Esa costumbre loca y desrazonada
De no permitirse amar y ser amados.
De seguir con el martillo
Asestando a clavos y espinas.
Al final;
Sin darnos cuenta
Igual quedamos
Anclados a un madero
Sin agradecer, sin gestos, sin palabras,
Para seguir golpeando
De amor, las puertas.


Tan breve

La calle está vacía.
Ando sola
Por el asfalto...
Y soy tanta,
Tanta gente.

lunes, noviembre 13, 2006

Rita Kratsman - Buenos Aires - Argentina





















silencio de pared y la lluvia se arrima
que nos aupe la higuera
hoy no
parece que Hoy no iremos a jugar ahí donde
hacen ruido las abejas el calor nos derrite
es preferible quedarse junto a las mujeres
enredadas en hilos y rafias mientras
rumorean la receta del dulce
y los higos que revientan

*
aleteo de mariposas antiguas una cadencia
que todo siga como está
Amanda miente
dice que la muerte es una pájara con Manto de moaré
en las macetas crecen unos Paraguas alilados
que parecen flores




SEÑORA MARIPOSA

Cuanto más me acerco más me alejo
pero ahí está el patio
donde cayeron las mayúsculas,
el aire trae
del coro de los sueños,
el sueño de más tarde
lo imprevisto
emerge sin embargo
de una rama.
Esa hilera de hormigas se dirige
hacia una zona firme
pero marca la hora un reloj blando.
Jugo dulzón de las uvas
cada racimo contenía un momento.
*
Todavía ruedan tus ojos sangrantes
pero ahora por estas otras escaleras
también de terror.
Padre, te lavo, en un baño de hospital
con cucarachas
pero tu sonrisa está en la madera y en
la ferretería
de los goznes aceitados.
No me importa si es poco
sólo quiero ver que algo comas.
Por qué no nos sentamos uno
frente al otro, así
admirando el resplandor que llega, así...




ARIA CON VARIACIONES

Aurora tiende el mantel con la gracia de una figura de lienzo, nos acordamos del pasado, el vino y la noche buscan a toda costa una censura. Afuera es vibración el zigzag de las ramas, pero nada, nada más allá sino estos arpones de luna en la mesa:

ondas y círculos

círculos y ondas

voces, bermellones,

"estas hembras no son dulces no" pero algo saben y les digo "somos jóvenes, jóvenes, ninguna falta de amor nos hará viejas".

De vez en cuando una lanza se dirige hacia la madre quien luce una fibra sublime de laurel, y el registro afelpado, y el andar de sándalo, (siempre admiré su estatura).

*

Destello magenta en los retozos del insomnio: la sordera del mundo crece con su avidez y qué de una palabra sin censura.

Amores entregados al cáncer del silencio y el mar de junio respira en los cuartos de la casa, la noche, qué raro, tiene brazos de hombre.

Y la montaña en el bosque y el bosque en ese mar Próspero y la luna hinchándose sobre el azúcar de las dunas como un repollo ardiente.

Pero de tanto silencio se oye el arrastre de las lagartijas, no hay mayor seguridad que estar en el sueño de un amante, pero no hay sueño, no hay amante y el mundo... librado a la explicación del mundo.


*

La finura se interrumpe en el ángelus, plenitud que empezaba a emerger de lo sublime. El aire, que también estaba lleno de adoración invita a morir; la tierra se arruga bajo el alero, sobrio, por vacío de nidos.

Suena Bach pero entra esta vez en el útero cansado.

Incisión repentina en un pentagrama, aunque vibra igual ese andante con movimiento, vibra y hablamos de cosas de mujeres para lavar un poco los sentidos.

El castaño, por momentos se compadece como quien se conmueve ante una astromelia pisoteada.

Desde una piedra sobre otra, nos llega el coro de unas ranas, no la lluvia.

Rita Kratsman