miércoles, mayo 23, 2007

Alicia Grinbank - Buenos Aires - Argentina






POEMAS








A veces hablo sola.
Mis palabras –babas del pensar-
suenan en el cuarto.
Pobres hilos de medusa
sin mar y sin veneno.



Parfois je parle toute soule.
Mes mots –baves de la pensée-
resonnent dans la chambre.
De pauvres filements de meduse
sans mer et sans venin.



TUCUMÁN

Hay un hombre en harapos
hollando el basural:
tal vez sea una oscuridad celeste sin retorno.

Y hay un muchacho de domingo
que come con vergüenza
en la fonda cercana del ingenio.
Su hijita rosa bebe de la madre
y él mira no mira
sumidos sus ojos remoja el pan
-la boca abultada-.
Hará otra hijita rosa
en la feroz ansia de la noche
y olerá siempre el mismo guiso.


Nunca leyó ni leerá un libro
Nunca vio el mar.





Ha criado un cuervo
en cada hombre que amó.
Les dio su propio límite
años que dejó pasar con total inocencia.
Se mudó a sus tierras
les juró eternidad.
Dejó abandonada su casa.



Hoy los días terminan a las 8 y media.
Calienta el pollo
se sirve el vino
y come la ración del silencio.
No hay nadie allí
a lo sumo un perro ladra lejos
y el verano acecha desde una enredadera.
Vienen los recuerdos solamente
aletean en círculo
negros saciados.




El calor de esta edad
no es arrebol ni tibio gato
no es el refugio de tus brazos
allá en la madera eterna
n i plumón de niño
ni leche que mana.
El calor de esta edad
- inefable número del tiempo –
asalta en la nuca y el escote
carcome tersura
engorda su fuego en mi caldero
y ciñe.

Feroz boa de invierno.




Para el primo Esteban


Se lo llevó el celeste envión
de sus ojos peligrosos.
En una curva del lago
fundió el horror de majestuosa calma.

Sembrados
quedamos
de astillas para siempre.




MADRE

A veces te nombramos:
alguno te soñó
otro creyó verte en la calle.
Eres jun co en el recuerdo.
Amarilla línea inútil.

Que no vas a volver es tan cierto.
Y nombrarte no te trae.