viernes, enero 11, 2008

Santos Vergara - Orán - Salta - Argentina




CUENTO


MIEDO

Un niño ha quedado solo, sentado en el cordón de la vereda. Tiene los codos apoyados sobre sus rodillas y con las palmas de sus manos sostiene la desolación de su rostro. Junto a él llora un árbol de hojas livianas, y por el fondo crece la tristeza de un cerro en la intemperie. Hay una sensación de que todos se han ido ¿dónde?. El niño mira la calle larga y puede ver en la distancia a la multitud que se aleja llevando carros cargados de ropas y animales. Es inútil; su llanto ya no puede alcanzarlos.
Quisiera huir de este sueño pero sé que del otro lado de su dimensión está mi dolor verdadero. Quizás me despierte en la celda de un convento amarillo, con galerías llenas de sombras, y mire por esta misma ventana un cerro y un árbol que llora, y sepa entonces que he quedado definitivamente solo.



EL PUENTE

Bastó una palabra y toda la luz de tu paisaje se encendió dentro de mi sueño. Vi tus cerros de verdor incomparable trepando la amplitud del cielo, vi tus ríos de aguas transparentes y musicales invadiendo las piedras de la memoria, vi los rostros y las manos infantiles que dibujaban un adiós desde el patio de la vida, vi los abismos del vértigo en los bordes del camino por donde iba nuestra felicidad sonriendo entre los dos. Todo eso vi en un tiempo que luego fue un instante, y un olvido. Ahora no basta tu silencio para romper el puente que cada noche me lleva hasta el umbral de tu mundo, como un pecador arrepentido. No me basta el puente.